Rectores de La Tríada se reunieron de nuevo en Santiago de Chile. Se cumplieron cinco años de la creación de esta alianza universitaria de colaboración entre la Universidad de los Andes (Colombia), la Universidad Católica de Chile y el Tecnológico de Monterrey (México).

El objetivo de esta cumbre entre las máximas autoridades de estas instituciones de educación superior fue evaluar las oportunidades y los desafíos que enfrenta la región y la universidad del futuro en temas como primera infancia, innovación pedagógica, transformación digital, sustentabilidad, estaciones científicas de investigación, entre otros.

Más de 80 proyectos académicos y de investigación de La Tríada

La cifra denota la significativa productividad y colaboración que ha caracterizado a esta asociación de instituciones líderes a nivel regional, cuyos rectores se reunieron entre el 1 y el 3 de octubre en Chile para avanzar en temas tan estratégicos para América Latina.

Durante las jornadas de trabajo sostenidas en la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la Universidad Católica de Chile en Las Cruces y en la casa central y campus San Joaquín, se revisaron, además, los logros de los diversos grupos de trabajo de La Tríada, alianza que nació en agosto de 2018 con el objetivo de que estas tres instituciones de educación superior no gubernamentales, y mejor clasificadas en la región, pudieran cooperar y actuar conjuntamente frente a diversos retos que enfrenta hoy el continente.

En los encuentros sostenidos estuvieron: la rectora de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal; Ignacio Sánchez, el rector de la Universidad Católica de Chile y el presidente ejecutivo del Tecnológico de Monterrey, David Garza.
Las universidades no podemos ya trabajar de manera aislada: Raquel Bernal.
Los desafíos que enfrenta América Latina en diversos ámbitos es otro incentivo para que las instituciones de educación superior busquen la cooperación. “Enfrentamos retos conjuntos como el cambio climático, la sostenibilidad y la polarización de la democracia. Estamos llamadas a actuar con una perspectiva regional y global”, sostuvo Raquel Bernal.

“Estas alianzas nos permiten compartir buenas prácticas, construir soluciones interdisciplinarias, innovar de manera conjunta, sumando más, transferir conocimiento, ciencia y tecnología que aporte a problemas concretos de nuestros contextos y avanzar una agenda conjunta de desarrollo y equidad en América Latina”, agregó.

Silvia Caro, vicerrectora Académica; Jimena Hurtado, vicerrectora de Investigación y Creación; Harold Castro, director Ejecutivo de Transformación Digital, y Juan Camilo Cárdenas, director del Centro de Desarrollo Sostenible para América Latina, integraron la delegación uniandina.

Primera infancia

En materia del desarrollo infantil temprano, que es una de las temáticas prioritarias de la alianza, se registran una serie de logros y las tres instituciones lanzaron recientemente la Cátedra de Primera Infancia.

Uno de los hitos de esta iniciativa es el concurso de investigación que se presentó recientemente (apertura 21 de agosto y cierre el 9 de octubre) y que tiene como objetivo impulsar el trabajo colaborativo y transdisciplinario entre las tres universidades para así lograr mejorar la calidad de vida y bienestar de los niños de América Latina y sus familias. Entre las líneas temáticas está el bienestar infantil, el manejo de experiencias adversas en la niñez y salud mental (1), salud materna e infantil y cuidado receptivo (2), inversión en primera infancia, sistemas de cuidado integral y educación inicial (3) y desarrollo urbano, cambio climático y su impacto en los primeros años de vida (4). Por su parte, la cátedra en primera infancia contemplará seminarios, cursos, proyectos colaborativos y el desarrollo de una plataforma web para transferir conocimientos científicos a la comunidad.

“Los primeros años de vida constituyen una etapa fundamental y decisiva en la vida de las personas. Desde el embarazo y hasta los cinco años se desarrollan una parte importante de las habilidades que acompañarán a las personas por el resto de su vida. Para que la niñez en la región pueda desarrollarse plenamente, requiere de una serie de inversiones. Nuestra región invierte relativamente poco en primera infancia, lo cual resulta en brechas”, explicó David Garza.

Raquel Bernal afirmó que “a la edad de cinco años los niños y niñas en Latinoamérica de familias de estratos socioeconómicos altos tienen el vocabulario de un niño de cinco años, pero los niños de la misma edad de familias más vulnerables tienen el vocabulario de un niño de tres años y medios años. Es decir, un rezago de 18 meses en lenguaje”.

Según explicó, “la falta de estimulación en el hogar, falta de educación inicial de calidad, déficits nutricionales y morbilidades, tendrá un impacto persistente a lo largo de la vida. Esos mismos niños y niñas tendrán menos probabilidades de avanzar en el sistema educativo, de tener acceso a educación superior y a trabajos de alta calidad, y tendrán mayor probabilidad de vivir en pobreza”.

Intervenir tempranamente podría tener un significativo impacto en reducir las brechas de aprendizaje y la inequidad.

Así, con la colaboración de Fundación FEMSA y La Tríada, el Centro CUIDA implementó un proyecto de investigación con 200 familias en Chile que tiene como propósito fomentar la sensibilidad vincular de cuidadores de niños de cero a cinco años y técnicas de retroalimentación por medio de video a madres y padres que asisten a jardines infantiles. Un proyecto muy interesante es la creación de un curso MOOC en Coursera, cuya finalidad es desarrollar prácticas efectivas y apropiadas a diferentes contextos, que permitan favorecer condiciones fundamentales para el aprendizaje, desarrollo y bienestar de niños y niñas hasta los seis años de edad.
“Con este marco de trabajo, se han planteado proyectos interdisciplinarios que permitirán comparar las diferentes realidades a nivel internacional. La postulación conjunta a fondos de investigación y el apoyo de la Fundación FEMSA ha sido clave para poder desarrollar proyectos conjuntos”, dijo el rector Sánchez. El próximo paso será postular a nuevos fondos internacionales para fortalecer estas líneas de investigación. “Esperamos que esta línea sea un aporte distintivo en el aporte de la Tríada al conocimiento y apoyo educacional en esta etapa de la vida”, agregó.

Una red para el ámbito científico

En la reunión sostenida en Santiago también se abordó la intención de generar una red colaborativa de estaciones de campo en el ámbito científico. El año pasado se firmó un memorándum de entendimiento entre las universidades que componen La Tríada, que tiene como propósito colaborar en investigación e intercambio entre las estaciones de campo, aprovechando que todas las instituciones cuentan precisamente con centros y estaciones. Entre las líneas de trabajo está profundizar las instancias de encuentro entre académicos en temas como, por ejemplo, el monitoreo socio ecológico de largo plazo. Asimismo, se pretende explorar posibilidades de movilidad de estudiantes de doctorado entre las estaciones científicas.

Otro tema analizado fue la universidad del futuro y los desafíos que existen en materia de sostenibilidad. Las tres instituciones se han comprometido con avanzar hacia la carbono-neutralidad y buscan también generar una cultura al interior de sus respectivas comunidades que favorezca la reducción de la huella de carbono y favorecer la eficiencia energética.

En materia de innovación docente también se ha dado una coordinación entre las tres universidades, a través de reuniones periódicas e instancias de reflexión conjunta. Durante la pandemia se levantó información desde distintas fuentes para conocer sobre cómo la docencia remota estaba afectando en aspectos tales como las habilidades docentes, creencias sobre la docencia, bienestar personal y percepción de aprendizaje, entre otros aspectos. Últimamente, también se han realizado actividades vinculadas al análisis sobre los efectos de la inteligencia artificial. Otros temas abordados han sido la gestión universitaria y las estrategias para potenciar el bienestar de la comunidad universitaria, así como los desafíos en materia de diseños curriculares e instruccionales.

Posible magíster en estudios latinoamericanos

Una de las iniciativas que ha cobrado relevancia es el desarrollo de un magíster en estudios latinoamericanos, que pueda ser dictado conjuntamente por las tres universidades. El objetivo que se ha propuesto este proyecto es formar graduados que sean capaces de comprender los desafíos históricos, culturales y socioeconómicos de la región y puedan disponer de diversas herramientas interdisciplinarias. En estos momentos se trata de un plan en el que han estado trabajando la UC y la Universidad de los Andes, y al que se sumaría el Tec de Monterrey desde un enfoque de colaboraciones a través de cursos específicos. El proyecto pretende incentivar el intercambio interuniversitario, desarrollar docencia con equipos interdisciplinarios, generar espacios para la investigación y también fomentar la flexibilidad de regímenes lectivos en modalidades presenciales e híbridas. Quienes cursen el magíster podrían acceder a un doble o incluso triple grado en el futuro, la fecha de inicio sería en principio en marzo de 2025.

Otras de las temáticas que se abordaron en Santiago fue la transformación digital, el trabajo relacionado con la ética aplicada, que expuso el académico Juan Larraín, director del Instituto de Éticas Aplicadas UC, la interculturalidad, que presentó el profesor Roberto González, director del Programa de Interculturalidad UC, y la innovación y transferencia para el desarrollo regional.

Tiempos de cambio y adaptación

El rápido desarrollo científico y tecnológico que se ha desencadenado en los últimos años a nivel mundial, así como los cambios culturales, implica que las universidades deberán adaptar sus metodologías. “Hay un imperativo de conocer mejor las necesidades de la sociedad, del mundo laboral, de las ciencias y las artes, junto con actualizar la forma de aprender, las habilidades y las capacidades de nuestros estudiantes”, destacó el rector Ignacio Sánchez. “Así, la metodología de enseñanza debe incorporar la virtualidad, los procesos de autoinstrucción, la capacidad de búsqueda de la información, la utilización de la inteligencia artificial con fines docentes, una nueva forma de evaluación, en la que se enseñe más a pensar y menos a la evaluación de información que está muy disponible”, agregó.

El perfil de los alumnos también se ha modificado. Según explicó la rectora Raquel Bernal, se trata de jóvenes que son nativos digitales y a los cuales les importa más el camino que la meta. “Tenemos el desafío de atender a ese estudiante digital, más acostumbrado a la inmediatez, que debe trabajar, interactuar y aportar a una sociedad en la que la tecnología hace parte de todo lo que nos rodea”, afirmó la autoridad universitaria. Los continuos cambios implicará también que la necesidad de formarse será continua. “Un pregrado no será suficiente para el proyecto de vida individual como solía ser en nuestra época. Estos jóvenes se verán abocados a estudiar continuamente, a actualizarse y a estar aprendiendo siempre”, añadió.

El rector y presidente ejecutivo del Tecnológico de Monterrey, David Garza, sostuvo que ante la transformación digital, los avances en inteligencia artificial y ambientes inmersivos virtuales, así como los retos en materia de sostenibilidad, “las preguntas sobre ‘qué enseñar’ y ‘cómo enseñar’ o aún más amplio ‘cómo formar’ tornan cada vez más complejas también las respuestas”.

“Nuestro modelo educativo actual Tec21, se basa principalmente en aprendizaje basado en retos. Esto se inspiró en el desafío que tenemos de preparar en cuatro años a egresados para trabajos que quizá aún no existen, que utilizarán tecnologías que aún no han sido inventadas y que tendrán que resolver problemas que aún no los identificamos como problemas”, afirmó. De cara al futuro, señaló que será importante para las universidades complementar los modelos actuales de enseñanza con formatos flexibles (microcredenciales y credenciales apilables), ser protagonistas en el uso de las nuevas tecnologías de inteligencia artificial para potenciar la enseñanza, identificar las competencias que no podrá replicar un algoritmo o robot y definir un portafolio multimodal de formatos de enseñanza (presencial, híbrido, a distancia, síncrono, asíncrono), entre otros.

La próxima cumbre de rectores de La Tríada será realizada entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre del 2024 en México y será organizada por el Tecnológico de Monterrey.