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La uniandina que rompe los paradigmas laborales

Dora Muñoz, quien cursa el EMBA en Los Andes, es la única mujer que ocupa un cargo directivo en el sector petrolero de Brasil.
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Emprendedora, vanguardista, inteligente, aguerrida, luchadora, cálida y muy femenina, así es Dora Muñoz, una mujer que sabe lo quiere y cómo conseguirlo. Ingeniera de petróleos, especialista en manejo integrado del medio ambiente, especialista en gerenciamiento de proyectos y en gestión de negocios en petróleo y gas (onshore/offshore) y actualmente estudiante del Executive MBA en la Facultad de Administración de los Andes. Cree que la vida ofrece las oportunidades, pero hay que saber verlas, tomarlas y aprovecharlas.

La decisión de hacer el EMBA en Los Andes no parecía la más viable, pues tiene su vida asentada en Rio de Janeiro – Brasil-, hace ocho años. Sin embargo, a pesar de haber sido aceptada para programas ejecutivos en la Universidad de Cambridge y en la Fundación Getulio Vargas de Brasil, “vi la calidad delos profesores -todos excelentes-, comparé los programas y me incliné por la Triple Corona; además, me quería aproximar nuevamente a Colombia. Para sacarlo adelante, estuve viajando cada dos semanas”, cuenta.

“Me ha encantado el programa, por su conexión con el ámbito latinoamericano y porque me ha mostrado la forma de adaptarme a un mundo global y cambiante. La experiencia con el EMBA ha sido fantástica: la visión futurista de la Universidad demuestra su compromiso con la excelencia, además, mis compañeros tienen un excelente nivel. El EMBA me dio la oportunidad de estar en contacto con la realidad de mi país, reconocer todo lo que hay por hacer y descubrir que Colombia tiene potencial”, afirma.

El EMBA le ha servido para potenciar sus habilidades gerenciales y ponerlas al servicio de sus actividades laborales.

Esta bogotana, ciudadana del mundo, es un ejemplo de que los paradigmas se pueden romper. Casada hace 17 años con Guillermo Santacoloma, también ingeniero de petróleos, y mamá de Gabriel, recién nacido; llevaba 12 años fuera de Colombia trabajando en Canadá, Rusia y Brasil, siempre en la industria del petróleo. Es la única mujer que ocupa un cargo directivo en ese sector de Brasil y, también, la primera en pertenecer a la junta directiva de la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos – Acipet-, cuerpo consultivo del gobierno para la política pública del sector. Dora Muñoz es una muestra de que las mujeres se pueden abrir el paso en un territorio tradicionalmente masculino.

Cuenta que “la Asociación hizo una convocatoria para ser parte del comité técnico del XVII Congreso Colombiano de Petróleo y Gas 2017, que se realizará entre el 18 y 20 de octubre en Bogotá. Me presentéy pasé. Este es el evento magno de la industria petrolera en Colombia y uno de los más importantes de América Latina. Para mí ha sido una alegría muy grande ser designada como parte del mismo, y un orgullo ser la única mujer ingeniera acompañando este comité”.

Una historia de pasión y metas cumplidas

“Como mujer el desafío ha sido muy interesante.En muchos de los proyectos en los que quería participar en mi vida profesional siempre tenía el temor de ser vetada, por ser actividades masculinas. Una vez, en un auditorio lleno, donde solo éramos tres estudiantes mujeres, el profesor me pidió que moviera una broca de perforación muy pesada, como ´castigo´ por haber entrado tarde. Yo le pedí a varios de mis compañeros que me ayudaran, ellos la levantaron: “la moví”, le dije, y el desconcierto del profesor fue total, porque de alguna forma lo había logrado”, dice. “La fuerza no está en las manos, sino en la capacidad de generar cohesión, solidaridad y compasión”.

Después de culminar sus estudios de Ingeniería de Petróleos, empezó su vida laboral como monitora de estadística en Acipet hace 24 años, y desde ese momento una de sus meta fue llegar a esa junta directiva, logro que consiguió hace un par de meses.

“Desde esa época, vi la importancia de que la gente se asocie, que tenga identidad, ética y comparta valores. Creo que eso es algo que nos falta como colombianos, convencernos de que la unión y la solidaridad son importantes para el beneficio común”. Ha trabajado en empresas petroleras y de servicios en Colombia, Canadá y Brasil y es esa la experiencia que quiere compartir.

Posteriormente, inició una maestría en economía ambiental, pero no la terminó porque se fue para Rusia en compañía de su esposo. Viajaron a Canadá, en donde ella fundó una compañía de servicios petroleros que tuvo por cuatro años. A finales de 2009 se radicaron en Brasil, en donde recibió una compañía operadora pequeña con la que lograron perforar el primer pozo productor, pero por la coyuntura del gran país suramericano, no pudieron continuar. Creó una segunda compañía en 2012 –Trayectoria Petroleo e gas do Brasil- con la que participó en una ronda de negocios, pasando en tres años de ser la compañía 49 (entre 50) a ser la séptima más importante del Brasil.

“Después de casi cinco años en ese paístuve la posibilidad de generar oportunidades de negocio. Participé en una subasta de campos de petróleo y, aunque éramos la empresa más pequeña, ofertamos y ganamos inclusive sobre Petrobras. Siempre hemos sido austeros en el manejo pero conocemos del negocio, por eso sobrevivimos a la crisis”, explica. “Soy una apasionada de esta industria. Si hay algo que yo quería ser, es esto”.

La clave está en compartir

“Parte del éxito en la vida es tener una persona que te ame y a la que admires, y en mi caso es mi esposo Guillermo. Siempre hemos sido trotamundos y andariegos, la maleta siempre esta lista en la puerta de la casa.La llegada de Gabriel es un milagro en nuestras vidas, que abre nuevas posibilidades y nos hace creer en el futuro”, admite.

Además, reconoce que la adaptabilidad de una mujer en un ambiente masculino es fundamental. “Como lo dice Connie Cárdenas –profesora de la Facultad de Administración de los Andes- en su libro ´En busca del liderazgo femenino: recorrido de una investigación´, uno como mujer no puede perder la esencia, lo que hace es adaptarse y transformarse. No es fácil, pero tengo claro que la ternura femenina trasciende”.

Sin embargo, admite que la vida no es cuestión de géneros. Las diferencias enriquecen y “siempre hay que entender al ser como ser, a las personas como personas… Hay que co-crecer para transformar, porque uno solo no puede. Hay que crear equipo. Por eso creo que soy una obra prima… como todos”, afirma con convicción.

“Si volviera a nacer sería nuevamente mujer, porque tengo la posibilidad de educar generaciones. Quisiera decirles a todas que no se olviden que somos transmisoras de valores; somos mujeres esforzadas y valientes, provistas de paz, poder, amor, dominio propio, hechas no para competir sino para colaborar”, concluye.