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Experiencias positivas en la cuarentena

Raquel Bernal, vicerrectora Académica, realiza un ejercicio con la comunidad uniandina para recoger aprendizajes y alegrías en medio del confinamiento.
COVID-19
pandemia
comunidad Uniandina
Por Raquel Bernal
Vicerrectora Académica
Universidad de los Andes

Al finalizar las clases de este semestre tan inesperado e inusual para toda la comunidad, abrimos algunos foros de discusión para que los profesores, el personal administrativo y los estudiantes nos contaran sobre las experiencias positivas que tuvieron durante la cuarentena y lo que habían aprendido de la educación virtual. En este ejercicio participaron cerca de 450 miembros de la comunidad Uniandina.

Sin lugar a dudas, la experiencia positiva más recurrente es haber podido evitar el tráfico y el transporte público en Bogotá durante estos meses. Tanto los funcionarios de la universidad como los estudiantes se refieren a ésta como una de las principales ganancias de la cuarentena. Para quienes seguimos en Bogotá y también para quienes ahora están en otros lugares del país, además de un gran ahorro en dinero, estrés, afán y ansiedad, esto nos ha permitido dedicar más tiempo a una diversidad de actividades como estudiar, hacer ejercicio, descansar y pasar tiempo de calidad en familia.

Los miembros de la comunidad Uniandina que están en Bogotá han podido disfrutar la paz y la calma sin el ruido cotidiano de la vida acelerada, desordenada y abrumadora de la ciudad. Las nuevas circunstancias en todo el país les permitieron a algunos manejar sus días con mayor flexibilidad y disfrutar las pequeñas cosas del día sin el afán que solía caracterizar nuestras vidas pre-COVID. Por ejemplo, poder desayunar todos los días, compartir ratos con sus hijos y sus familias y caminar cuando aún brilla el sol.

Las nuevas circunstancias, de alguna manera, ofrecieron un momento para reflexionar sobre la vida, las metas, el futuro y la felicidad. Algunas personas, incluyendo adultos y jóvenes, reportan haber superado períodos de estrés y ansiedad durante la cuarentena, haber encontrado paz interior, mejorado aspectos de la vida que constituían un obstáculo para su felicidad y repensar su futuro. Lo describen como una gran oportunidad para ser más que hacer, un momento en que no podemos dar las cosas por sentado sino reconocer la conexión con el mundo en cada detalle. De alguna manera, este momento ha abierto una puerta al alma, al espíritu. Una oportunidad de reencontrarse consigo mismo, reconocer sus emociones, volver a visitar las debilidades y fortalezas y considerar que hay otras formas de ser feliz.

La familia se ha constituido en un espacio vital para muchos. Una familia que se reconstruye, se reencuentra o se fortalece ante la dificultad y la incertidumbre. Hijos que reencuentran a sus padres y padres que reencuentran a sus hijos. Un espacio de reconocerse y valorar que en las pequeñas aventuras y desventuras de las miembros de una familia se encuentra la vida.

Recuperar el sueño profundo ha sido otra gran ganancia del confinamiento. Quizás como resultado del tiempo ahorrado en movilidad, la mayor flexibilidad o la disminución del afán cotidiano, muchos han podido dormir más y mejor, lo cual ha redundado en bienestar general. Muchos han descubierto o redescubierto la cocina y disfrutado el acercamiento a la gastronomía, cocinando en familia, aprendiendo a cocinar o afinando las destrezas culinarias que ya tenían. De cualquier forma, mencionan frecuentemente que la comida más saludable en casa también ha sido un factor fundamental del bienestar. Algunos otros mencionan que ha sido un momento para unirse en solidaridad alrededor de temas comunes que no solamente son académicos. Una coyuntura para compartir un espíritu compasivo y humanitario, que existía, pero que se hizo más latente y real durante la pandemia.

Indagamos específicamente por la experiencia con la educación virtual, tratando de destacar los aspectos positivos. Los estudiantes resaltan que han tratado de tomar la nueva coyuntura como una oportunidad para transformar su actitud frente al proceso de aprendizaje. Por una combinación del tiempo ahorrado en movilidad, flexibilidad en casa, el cambio en el sistema de calificación y una suerte de autorreflexión asociada a la nueva normalidad, se animaron a aprender de maneras diferentes, perdieron el susto a los retos y a los cursos difíciles y trataron de enfocarse más en el aprendizaje sin tanto miedo a equivocarse.

Los estudiantes reportan también haber fortalecido sus habilidades de trabajo autónomo, de organización de sus rutinas, de adaptación a diferentes circunstancias, su capacidad de ser más positivos y estar mejor preparados y de interactuar de manera más abierta con compañeros y profesores. Algunos de ellos mencionan que los recursos disponibles en la virtualidad, como la grabación de la clase y los materiales compartidos en sus cursos, hicieron mucho más fácil aprender flexiblemente, en sus propios tiempos y a su propio ritmo. Destacaron poder estar sentados siempre en “primera fila” sin tener que llegar más temprano al salón.

A pesar de reconocer aspectos positivos, es claro que los estudiantes enfrentaron enormes retos con la educación virtual. Muchos estudiantes tuvieron problemas de conectividad, gran dificultad para concentrarse en sesiones virtuales, cortes de comunicación con sus profesores y compañeros, y una percepción de exceso de actividades académicas por el cambio en las formas de enseñar y aprender. La buena disposición a adaptarse a la adversidad resalta como un factor común entre estudiantes que logran extraer experiencias positivas a pesar de los obstáculos.

Algunos estudiantes reconocen que la dedicación y esfuerzo de sus profesores, generando material de apoyo, modificando sus contenidos y evaluaciones y comunicándose de nuevas maneras con ellos, les dio el ánimo y el coraje para seguir adelante. A pesar de extrañar muchísimo la presencialidad, reconocen que “la mayoría de los profesores se pusieron la 10”. También agradecieron la comprensión, empatía y flexibilidad que les permitió aprender en un ambiente más tranquilo.

Sin embargo, otro grupo tuvo la percepción de menor disposición al cambio y a la flexibilidad por parte de los profesores de sus cursos de este semestre. En cualquier caso, reconocen que se requiere buena disposición de parte y parte para poder enfrentar de mejor manera la nueva normalidad de nuestros ambientes de aprendizaje.

Por su parte, los profesores percibieron que muchos de sus estudiantes se esmeraron por aprender distinto, por ir más allá de la nota y por ser más creativos. Reportan también haber descubierto en algunos la curiosidad por el aprendizaje y la exploración, así como la capacidad de cambiar y adaptarse. Sobre ellos mismos, algunos profesores manifiestan haber aprovechado la coyuntura para revaluar su curso y sus relaciones con los estudiantes.

En esa misma línea, descubrieron una nueva cercanía con sus estudiantes a través del aula virtual. Los que siempre llegaban tarde ahora eran los primeros, los que nunca hablaban encontraron la valentía de abrir sus micrófonos y el chat se convirtió en un espacio para solucionar dudas entre profesor y estudiante y entre estudiantes. Poder nombrar a cada estudiante por su nombre fue una experiencia gratificante para los unos y para los otros.

Al conocer las mascotas, parejas, hijos y otras intimidades de sus profesores, los estudiantes lograron cerrar una distancia que existía entre ellos, una distancia que a veces es inmensa desde el tablero hasta los pupitres del aula. Esto generó una especie de cercanía inesperada, que apreciaron. El aprendizaje es siempre más fácil cuando la relación entre el guía y el aprendiz es fluida, amable, e incluso amorosa. Es algo que muchos descubrieron en esta cuarentena.

Finalmente, los miembros de esta comunidad comparten su reconocimiento de la importancia del autocuidado y el cuidado del otro. La necesidad de hacer más real que nunca la pertenencia a una comunidad en la que todos nos ayudamos y procuramos el bienestar de quienes nos rodean. Una invitación a fortalecer los lazos y la convicción de que la unión de los miembros de esta comunidad es mayor que la suma de las individualidades.

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La Universidad de los Andes desarrolla este artículo respondiendo a la coyuntura por la pandemia de COVID-19. Tenga en cuenta la fecha de publicación para entender el contexto de su contenido. No olvide consultar los análisis mas recientes sobre COVID-19 en nuestro especial.