Una nueva versión del protocolo MAAD es presentada a la comunidad uniandina. En esta se refuerza la búsqueda de la detección, prevención, atención y sanción de las conductas MAAD, es decir, de maltrato, acoso, amenaza, discriminación y violencias basadas en género. 

En el 2016, tras el mandato del Consejo Superior de tener cero tolerancia con las conductas MAAD, construyó la primera versión del protocolo. Ese año fueron atendidos seis casos. Desde entonces, con una concientización, campañas de prevención, desnormalización, sensibilización y formación frente a estas conductas, en el 2022 se atendieron 65 casos; en total se han atendido entre agosto del 2016 y diciembre del 2022 256 casos  que han dado experiencia y guía para fortalecer esta nueva versión. 

En el documento, aprobado por el Consejo Académico, uno de los cambios es la ampliación del marco interpretativo y metodológico. Esto quiere decir, según Ana María Cepeda, secretaría técnica del Comité MAAD y una de las autoras, que son una especie de lentes que permiten detectar conductas poco denunciadas, pero que están sucediendo, como son las relacionadas con discriminación por condición socioeconómica (clasismo) o por raza.  

 

La diversidad trae retos 


Hoy la Universidad es más diversa, lo que obliga a ampliar la visión del documento. En el protocolo se reconoce que estas conductas afectan los derechos fundamentales de las personas, por lo que se hace indispensable tomar acciones centradas en las victimas y que la Universidad reconozca su corresponsabilidad tomando medidas para prevenir, acompañar y sancionar oportunamente. 

Con la ampliación de los principios, las definiciones y los enfoques metodológicos se facilita a las víctimas y al resto de la comunidad identificar los comportamientos y tomar medidas en coherencia con el deber de cero tolerancia frente a estos.

Se busca que las diferentes instancias, unidades y tomadores de decisiones se articulen y esfuercen por tomar medidas que promuevan espacios seguros, igualitarios y cuidadosos. Igualmente, se busca un mejor ensamble de todos los servicios como el jurídico, el acompañamiento emocional, medidas de seguridad física y tecnológica.

 La articulación con la normatividad institucional es otro de los motivos a resaltar de los ajustes en la nueva versión. 

 

Ampliación de los principios 


En la versión del 2019 del Protocolo, se contaban con tres principios: autonomía, cuidado y confidencialidad, que se fortalecen en esta con otros pilares: 

  • Acceso a la información: las víctimas tienen derecho a recibir información sobre su situación en el marco del Protocolo MAAD.
  • No tolerancia o neutralidad: todas las instancias tienen la obligación de no tolerar actos de violencia y/o discriminación. 
  • Pluralismo: la búsqueda por justicia cultural a través del reconocimiento de la diversidad. 
  • No revictimización: en el trámite de los casos no se debe exponer a la víctima a contar repetidas veces la situación vivida. Los que implementen el protocolo no deben emitir juicios, opiniones o consejos.  
  • Confidencialidad: la Universidad protegerá la información y la identidad de las personas involucradas en casos MAAD.
  • Agencia y autonomía:  capacidad y condiciones que le permiten a una persona tomar libremente las decisiones que afectan sus vidas.
  • Cuidado: las acciones que se lleven a cabo deberán buscan el cuidado de la persona o las personas involucradas.
  • Debida diligencia y corresponsabilidad: las personas de la comunidad tienen el deber de promover y adoptar esta política institucional.

 

El protocolo MAAD se ha ido enriqueciendo gracias a un trabajo colaborativo con grupos estudiantiles, docentes y administrativos. Una particularidad de éste es la invitación que hace la Universidad a colectivos estudiantiles como PACA y No es NoRmal para pensar y discutir el documento. 

Con este protocolo, dice su introducción: “la Universidad alinea su postura de cero tolerancia con un trabajo constante por aportar a transformaciones culturales y sociales, así como por incentivar la construcción de un lugar donde se procure el reconocimiento de las personas y sus autonomías”.