Restaurar para prosperar: el rol de las empresas en la recuperación de los ecosistemas
Las empresas juegan un papel clave en la restauración ecológica, según se discutió en la COP16. Tienen una oportunidad histórica de liderar este proceso para seguir prosperando.Existe una urgente necesidad de integrar la restauración ecológica en los modelos empresariales y avanzar hacia una nueva etapa en la política ambiental de Colombia, que reconozca el papel esencial de la funcionalidad ecológica (la importancia de los ecosistemas y sus componentes) en el bienestar económico y social. "Las empresas dependen del buen funcionamiento de la biodiversidad", afirmó Sandra Vilardy, profesora de la Facultad de Administración y experta en biodiversidad, durante el panel de la COP16 “Empresa Privada: Un sector clave para la restauración de la naturaleza”, realizado el miércoles 23 de octubre.
Vilardy denominó esta nueva fase de la política ambiental como "biodiversidad 3.0", donde la inversión más importante de los próximos años debe destinarse a aumentar el capital natural que sostiene a la ciudadanía en el país.
El evento, organizado por The Nature Conservancy (TNC), contó con la participación de representantes de la academia, tomadores de decisiones y empresarios. La discusión se centró en cómo las empresas no solo pueden contribuir a la restauración de los ecosistemas, sino también fortalecer sus propios modelos de negocio en el proceso.
En camino a la biodiversidad 3.0
Previo al inicio del panel, el Ministerio de Ambiente presentó una actualización de la estrategia nacional de restauración, subrayando la urgencia de recuperar la integridad ecológica perdida. Esta tarea, monumental a primera vista, se presenta como una oportunidad para el sector privado.
Los esfuerzos de restauración no solo cumplen con las obligaciones ambientales, sino que también abren nuevas vías de innovación y sostenibilidad, fundamentales para la competitividad de las empresas en un mundo que se inclina cada vez más hacia prácticas verdes.
No obstante, no se trata únicamente de cumplir con regulaciones. Como señaló Vilardy: "Estamos transitando hacia una biodiversidad 3.0", una etapa en la que la funcionalidad ecológica se reconoce como el pilar que sostiene tanto la economía como la sociedad. Para las empresas, la restauración no es solo una responsabilidad, sino una inversión en su propio futuro. Al restaurar ecosistemas, las empresas aseguran la disponibilidad de recursos naturales esenciales para sus operaciones y construyen una relación de confianza con consumidores y comunidades que valoran el compromiso con el medio ambiente.
En este sentido, la Meta 15 del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal cobra relevancia, pues busca que las grandes empresas y transnacionales controlen, evalúen y divulguen sus impactos sobre la biodiversidad. Además, se les exige proporcionar información clara a los consumidores para fomentar un consumo sostenible y garantizar el cumplimiento de las regulaciones sobre recursos genéticos. El objetivo es reducir los efectos negativos de las actividades empresariales en el medio ambiente y promover modelos de producción sostenibles.
Durante el evento se destacó que muchas empresas en Colombia ya están dando pasos importantes en esta dirección. La ANDI, junto con el Consejo Gremial, está implementando una hoja de ruta que busca alinear a las empresas con la Meta 15. Según Vilardy, este proceso, que cuenta con el acompañamiento de la Universidad de los Andes, tiene como objetivo fortalecer las capacidades del sector privado para que estas acciones no solo sean efectivas, sino sostenibles a largo plazo.
Hay mucho por hacer, proteger la biodiversidad no es un asunto estético
Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Un aspecto central de la discusión fue la necesidad de marcos regulatorios que impulsen la participación empresarial en la restauración ecológica. En los próximos años, se espera que surjan nuevos instrumentos de política pública para frenar la pérdida de biodiversidad en sectores no regulados, como el agropecuario. La regulación es clave para generar un cambio sistémico, pero no será suficiente si no se acompaña de una pedagogía que permita a todos los actores, desde funcionarios públicos hasta líderes empresariales, comprender la importancia de la biodiversidad para el bienestar de la sociedad.
El reto es inmenso: “La vida no es solo algo estético, no son solo áreas protegidas; la vida es el verdadero soporte vital de la producción económica y del bienestar social”, sostuvo Vilardy.
Si no se comprende profundamente este concepto, se corre el riesgo de quedar atrapados en modelos de desarrollo que no solo agotan los recursos, sino que también comprometen la capacidad de adaptación a futuros cambios.
A pesar de estos desafíos, la oportunidad es clara. La restauración ecológica no es solo una obligación moral, sino una estrategia clave para las empresas. Al invertir en la naturaleza, las empresas no solo contribuyen a la mitigación del cambio climático y a la protección de la biodiversidad, sino que también aseguran su propio futuro en un mundo cada vez más consciente de la necesidad de sostenibilidad.
"No podemos quedarnos como estamos, estamos perdiendo biodiversidad a una tasa alarmante", advirtió Vilardy.
Es hora de que las empresas se conviertan en protagonistas de la restauración. No solo por el bien del planeta, sino por el bienestar de las generaciones futuras y el éxito de sus propios negocios, concluyó el panel.
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