Límites seguros, pero también justos para salvar el planeta

Los límites planetarios son 9 umbrales que protegen la estabilidad de los sistemas naturales de la Tierra. Entre ellos están el cambio climático (relacionado con las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente CO₂), la pérdida de biodiversidad, los ciclos del nitrógeno y fósforo, el cambio en el uso del suelo, la acidificación de los océanos, el agotamiento de la capa de ozono, el uso de agua dulce, la contaminación química y la carga de aerosoles. Estas son fronteras que no se pueden traspasar porque ello ocasionaría cambios irreversibles en el planeta. No obstante, algunos de estos límites, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el ciclo del nitrógeno, ya han sido sobrepasados.

Es hora de establecer límites seguros, pero también justos, para proteger a la humanidad de los impactos más graves. De esto se habló en el panel de la COP16 “De la ciencia a la acción: límites seguros y justos”, celebrado el miércoles 23 de octubre.

El evento fue organizado por Global Commons Alliance, Future Earth, la Comisión de la Tierra, el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) y la Universidad de los Andes. Juan Camilo Cárdenas Campo, profesor de la Facultad de Economía de Los Andes y director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), explicó por qué el vínculo entre el éxito de la sociedad y la salud del planeta debe estar equilibrado. Se trata de un marco para proteger a las personas, pero también a la Tierra.

En la COP 16, Cárdenas destacó la importancia de integrar los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas con los avances científicos para enfrentar los retos de los límites planetarios. Durante el panel subrayó que estos límites, si bien son globales, deben abordarse también desde lo local, donde las comunidades pueden ofrecer valiosas soluciones basadas en su experiencia.

Uno de los mensajes clave fue la necesidad de construir un nuevo enfoque educativo que permita a los estudiantes comprender la importancia de mantener límites justos y seguros para el planeta. Además, se subrayó que no solo se trata de evitar sobrepasar estos límites, sino también de garantizar que las políticas protejan a las comunidades más vulnerables. Esto requiere un cambio profundo en los sistemas económicos, culturales, tecnológicos y políticos, para avanzar hacia un futuro que proteja tanto al medio ambiente como a las personas, especialmente a quienes aún no han alcanzado niveles básicos de bienestar.

Este reto, según el director del CODS, está en cómo redirigir la economía y la tecnología para alcanzar un equilibrio entre los límites planetarios y el desarrollo social. "Debemos asegurarnos de no dejar a nadie atrás", afirmó, llamando a un modelo de desarrollo más inclusivo y justo.

Cárdenas mencionó dos ejemplos de comunidades locales que lograron generar cambios significativos a nivel global. El primero fue el de las mujeres Aba en Nigeria, quienes, bajo el dominio colonial británico, resistieron la imposición de los "warrant chiefs" mediante un movimiento de protesta llamado "sitting on the man". Gracias a su organización, lograron la abolición de esta figura colonial, demostrando el poder de la acción comunitaria.

El segundo ejemplo fue el del movimiento sufragista, que comenzó con pequeños grupos locales de mujeres educadas luchando por el derecho al voto. Estas mujeres se conectaron globalmente, intercambiando cartas y estrategias, lo que permitió que, en un corto periodo de tiempo, el voto femenino se reconociera en muchos países.

De acuerdo con Cárdenas, el movimiento sufragista comenzó como pequeños grupos locales y cambió el mundo, logrando derechos que hoy se dan por sentados. También, las mujeres Aba en Nigeria demostraron cómo lo local puede escalar para derribar incluso un sistema colonial. La conclusión es: "El reto de escalar lo local a lo global es inmenso, pero necesario".