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Gestión de lo colectivo, enseñanzas y desafíos

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Espacios y proyectos

Gestión de lo colectivo, enseñanzas y desafíos

En uno de los últimos eventos de la Universidad de los Andes, en la COP16, se abordaron los retos y posibilidades de la gestión de lo colectivo.
COP16
Conciencia ambiental

Gestionar lo colectivo plantea retos, pero también ofrece posibilidades que merecen reflexión. Esta fue una de las conclusiones de "Gestión de lo colectivo: problemas y posibilidades", un taller organizado por la Universidad de los Andes a través de TREES (Teaching and Researching Equitable Economics from the South), y realizado en el Museo INCIVA de Cali como evento de cierre de la COP16.

 

El profesor Juan Pablo Castilla, coordinador de Enseñanza de TREES, explicó a través de actividades interactivas los desafíos y las oportunidades que surgen al gestionar recursos comunes en un contexto de creciente desigualdad.

 

TREES de la Universidad de los Andes y los talleres en la COP16

 

TREES es una iniciativa de Uniandes que promueve y participa en diálogos sobre las desigualdades, entre diferentes actores, en el sur global. Lo hace a través de la investigación rigurosa, la innovación pedagógica y la incidencia en las narrativas para contribuir a construir sociedades más justas, equitativas y sostenibles. 

 

En Cali, a través de tres talleres experimentales, los participantes fueron guiados en una reflexión sobre las dinámicas que rigen los recursos compartidos.

 

El primer taller se centró en la ausencia de interacción social: los participantes, vendados, debían tomar decisiones individuales sobre el uso de un recurso común, lo que desencadenó su sobreexplotación. Esto resaltó cómo la falta de cohesión social y de reglas claras puede llevar al agotamiento de los recursos.

 

En el segundo taller, los participantes adoptaron roles de poder, como en el juego del "dictador", demostrando que, incluso sin normas o supervisión, prevalecen ciertos valores de justicia y solidaridad.

 

Finalmente, en el último taller, se introdujeron variables como la interacción social y el balance de poder, lo que permitió observar cómo la administración de los recursos comunes mejora al implementar reglas y principios de gobernanza inspirados en Elinor Ostrom, cuyos principios ayudan a gestionar los recursos comunes de manera sostenible.

 

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Habla el profesor Juan Pablo Castilla de TREES Uniandes

Un ejemplo de la gestión de lo colectivo en Colombia

 

La piangua es un claro ejemplo de los retos y posibilidades de la gestión colectiva de recursos naturales en el país.

 

"Es complejo privatizar las zonas de manglares, como sucede en Ecuador, por lo que es fundamental contar con una protección colectiva", explica el profesor Castilla. Según él, esta forma de gestión plantea desafíos importantes, ya que se necesita "empoderar a las comunidades para que puedan organizar sus agendas, reglas y normativas frente a un marco institucional más amplio".

 

Castilla explica que, para gestionar los recursos comunes, es crucial la comunicación entre las comunidades. En el sur del Pacífico colombiano, por ejemplo, las comunidades locales han logrado establecer acuerdos sólidos para proteger los manglares, una zona rica en biodiversidad.

 

“Gracias a estos acuerdos, se ha logrado desarrollar una economía sostenible en torno a la piangua y proteger la biodiversidad que caracteriza esta región”, destaca. Esta experiencia resalta el valor de la colaboración comunitaria para enfrentar la crisis ambiental y promover un modelo de desarrollo sostenible.

 

En la conclusión, Castilla destaca que, aunque estos ejercicios reflejan la capacidad de las pequeñas comunidades para gestionar lo común, los retos aumentan en un escenario global, especialmente en contextos de desigualdad. 

 

En el Pacífico colombiano, las comunidades locales han logrado acuerdos para proteger el ecosistema y establecer una economía sostenible. Estos ejemplos señalan un camino hacia la justicia ambiental y el fortalecimiento de las capacidades de decisión en todas las escalas.

 

Los principios de Ostrom en un cuento: Verdevalle

 

Imaginen un pueblo llamado Verdevalle, precioso, rodeado de montañas, ríos y bosques. Los habitantes de este pueblo vivían de los recursos de su entorno: pescaban en el río, recogían madera del bosque y criaban animales en los pastizales.

 

Al principio, todos usaban los recursos sin pensar en el futuro, pues creían que estos serían infinitos. Sin embargo, el río comenzó a tener menos peces, los bosques menos árboles, y los pastizales perdieron su verdor.

 

Entonces, Eleonor, una lideresa de Verdevalle, reunió a los habitantes y les explicó sobre ocho principios que había pensado para mejorar esta situación:

 

Primer principio: "Tengan reglas claras sobre cómo usar los recursos". Eleonor explicó que todos debían estar de acuerdo sobre cuánto podían pescar, cuánta madera podían recoger y cuánto espacio podían usar para sus animales. Así, los habitantes de Verdevalle decidieron que cada familia podría pescar una cantidad específica de peces y solo cortar árboles en zonas autorizadas.

 

Segundo principio: "Asegúrense de que las reglas se ajusten a las necesidades y circunstancias locales". Verdevalle tenía épocas de lluvia, donde los peces abundaban, y épocas de sequía, donde los peces escaseaban. Con el consejo de Eleonor, los habitantes adaptaron reglas: cuando llovía mucho, podían pescar más; pero en la sequía, pescaban menos para no dañar la población de peces.

 

Tercer principio: "Involucren a todos en las decisiones". Todos tenían una voz en las decisiones del pueblo. Cada mes, se reunían para revisar las reglas y escuchar las ideas de todos, desde los ancianos hasta los jóvenes.

 

Cuarto principio: "Hagan respetar las reglas". Eleonor les explicó que debían observar cómo usaban todos los recursos. Algunos jóvenes del pueblo se ofrecieron como vigilantes. Ellos caminaban por el bosque, revisaban el río y contaban los animales para asegurarse de que todos respetaran las reglas.

 

Quinto principio: "Establezcan sanciones graduales para quienes no respeten las reglas". En una ocasión, uno de los habitantes pescó más de lo permitido. En lugar de castigarlo severamente, hablaron con él para entender su situación y le dieron una advertencia. Si volvía a hacerlo, recibiría una sanción más estricta.

 

Sexto principio: "Resuelvan los conflictos de manera rápida y justa". Cuando había desacuerdos, como cuando una familia quería pescar más en una época difícil, se organizaban reuniones para discutir y encontrar soluciones juntos. La comunidad decidía lo que era justo para todos.

 

Séptimo principio: "Reconozcan el derecho de la comunidad a organizarse". Eleonor les enseñó que era importante que los demás respetaran su derecho a cuidar sus recursos de esta forma. Verdevalle se ganó la confianza de otros pueblos, que respetaban sus decisiones.

 

Octavo principio: "Si están conectados a un sistema más grande, asegúrense de coordinarse". Verdevalle no era el único pueblo que usaba los ríos y bosques; otros pueblos también dependían de ellos. Así que Verdevalle se reunió con los pueblos vecinos para compartir ideas y crear reglas conjuntas, logrando proteger aún más sus recursos.