06/08/2018

La investigadora que estudia el ADN de las ballenas jorobadas

Una ballena jorobada salta de agua.
La genética de mamíferos marinos es uno de los énfasis de esta labor en el Pacífico colombiano.
Susana Caballero siempre soñó con estudiar los mamíferos marinos. Y aunque parecía algo tan lejano como cuando un niño jura que será astronauta, ella sí que logró dedicarse a investigar ballenas, delfines y manatíes y hoy ha logrado estudiar la genética de algunos de los vertebrados que habitan en los mares del planeta.

Y aunque su labor todavía tiene mucho qué develar sobre la genética de las ballenas, la profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes ya ha avanzado en, por ejemplo, obtener material para realizar análisis genético a las ballenas jorobadas.

El objetivo de esta suerte de mapa genético de las yubartas era determinar si el grupo de estos animales que viaja al Pacífico colombiano a tener sus crías es el mismo que se alimenta en la península Antártica.

Para eso, la investigadora tomó muestras de piel a ballenas jorobadas que fueron contrastadas con otras muestras obtenidas en la Antártida y, al final, se pudo determinar que sí se trata de la misma especie y en la gran mayoría de los casos, de las mismas ballenas.

"La idea es poder hacer mucho por su conservación, como pedir que no se usen ciertas redes de pesca en los meses en que están migrando y que las embarcaciones comerciales sigan ciertas rutas para evitar dañarlas", explica la docente, al reseñar algunos motivos de este tipo de labor y cómo se ha trabajado de la mano con fundaciones como Malpelo y Yubarta y otros investigadores de mamíferos vertebrados acuáticos en otras latitudes.

Este tipo de investigaciones pueden llevar a que se logre un censo genético de las ballenas jorobadas. Hasta el momento, se desconoce el número exacto de yubartas que se movilizan por el corredor Pacífico, lo que impide que se realicen análisis profundos como el comportamiento del grupo y saber, por ejemplo, si su número aumenta o disminuye con el paso del tiempo o con los efectos del cambio climático.

Otra conclusión que se obtuvo al cruzar estas muestras de ADN, es que las yubartas que visitan las aguas colombianas son distintas genéticamente a la especie que tiene sus crías en zonas cercanas a Australia o en la Polinesia Francesa.

Gracias a eso se pudo determinar que rara vez un individuo que pertenece al grupo que se alimenta en la Antártida y se aparea en Colombia altera sus costumbres y decide moverse del Pacífico colombiano a Australia.

“Este fenómeno ha ocurrido, pero los que se han movido son los machos. Las hembras siempre se alimentan, se aparean y paren a sus crías en el mismo sitio”, añade Susana Caballero.

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