La paradoja de los pesticidas y los polinizadores

Tiene una lengua larga que facilita la extracción de néctar de las flores, una característica que lo hace útil en la agricultura al polinizar diversas especies de plantas. Es la lengua del abejorro Bombus pauloensis, una especie nativa de América del Sur. 

A pesar de su importancia para la seguridad alimentaria, su biología no había sido estudiada de forma exhaustiva. Por ejemplo, no se conocía su genoma, lo que dificulta su análisis.

Ante este panorama, científicos de la Fundación Clínica Shaio y del Centro de Secuenciación de la Universidad de los Andes, con financiación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, se propusieron estudiar los efectos de los pesticidas en Bombus pauloensis.

Dicho estudio analiza los efectos subletales, es decir, aquellos que no son suficientes para causar la muerte, pero que les generan consecuencias adversas en el organismo.

Los abejorros llegan a las flores en busca de polen y néctar, entrando en contacto con toxinas de los agroquímicos. Sus moléculas pueden ser absorbidas por distintos tejidos de las plantas, incluyendo el polen y el néctar, lo que representa un riesgo para los polinizadores.

“El néctar les proporciona energía, porque está compuesto principalmente de azúcares, y el polen es esencial para el desarrollo de las larvas”, explica Alejandra Ardila, investigadora de la Fundación Clínica Shaio.  

Los pesticidas del grupo de los neonicotinoides afectan directamente el sistema nervioso central de los insectos a los que están dirigidos. “Afectan diferentes regiones del cerebro de las abejas: los lóbulos ópticos, los lóbulos antenales y los cuerpos pedunculados, donde se procesan el aprendizaje y la memoria”, explica Jesús Jácome, coinvestigador del proyecto. 

Estudios previos con especies norteamericanas y europeas han demostrado que dosis bajas pueden alterar la morfología cerebral de las abejas y afectar su capacidad para orientarse en el campo y recordar el camino de regreso a sus nidos. 

Sin embargo, la mayoría de estas investigaciones se ha realizado con la abeja de la miel (Apis mellifera). Aunque los abejorros también son un tipo de abeja, los resultados no pueden extrapolarse a otras especies debido a sus diferencias biológicas. 

Por ello, este proyecto busca determinar los efectos de tres pesticidas de la familia de los neonicotinoides en Bombus pauloensis, incluyendo los más utilizados en la agricultura colombiana.  

En particular, se analizarán tres aspectos: 

• El desarrollo de las colonias.
• El desarrollo cerebral de las obreras.
• La expresión de genes asociados a la detoxificación, el desarrollo cerebral y la tolerancia térmica en las obreras. 

Uno de los primeros pasos del estudio fue conocer el genoma de la especie. “Cada organismo tiene un sello único, como un código de barras, y nuestro objetivo es descifrar ese código”, explica Marcela Guevara, líder del GenCore de la Universidad de los Andes. 

La secuenciación genética se realiza tanto en abejorros que nunca han estado expuestos a los insecticidas como en aquellos que han sido expuestos a distintas dosis y tiempos. 

Esto permite identificar qué genes están activos y cuáles no, ya que los genes no se expresan en todo momento ni en todos los órganos. “Queremos verificar si los insecticidas activan ciertos genes, lo que podría indicar que se están activando rutas metabólicas de detoxificación”, señala Andrés Lizcano, investigador del laboratorio GenCore. 

El estudio ira respondiendo en diferentes artículos cada una de las preguntas planteadas para contribuir al conocimiento de las especies nativas, sus amenazas y mecanismos de adaptación. Marcela Guevara enfatiza la importancia de esta investigación: “Creo que la COP16 marcó un hito importante: conocer la biodiversidad de nuestro país. Si no la conocemos, difícilmente podremos hacer estas investigaciones”.