De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), las personas semanalmente consumen en microplásticos lo equivalente a una tarjeta de crédito. Y aunque los expertos señalan que aún no son claras las consecuencias para la salud, sí es un imperativo hacer lo posible para que no estén dentro del cuerpo humano. Es así como buscando una respuesta a esta problemática global se crea MUS(T)GO.

 

"Este dispositivo está diseñado principalmente con una membrana en forma cilíndrica llamada ‘Estrella de musgo’, en la cual se encuentra musgo seco y cuenta con una hélice de acero inoxidable que permite un movimiento centrífugo", explica Julián Oviedo Blanco, estudiante de maestría en Diseño.

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Lina María Moros, María Paula Osorio, Laura María Delgado y Julián Oviedo Blanco, estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, bajo la dirección de las profesoras Giovanna Danies y María Paula Barón, son los protagonistas detrás de esta creación que resultó ganadora del Biodesign Challenge 2022, una competencia internacional que resalta proyectos enfocados en la naturaleza y que a través de la biotecnología buscan resolver problemas globales.

 

“Juntamos dos ecosistemas que son muy distintos: por un lado, nos inspiramos en el musgo que se encuentra en los páramos y en él encontramos una solución para llegar a un problema que está en las costas colombianas: los microplásticos en el mar”, resalta Lina Moros, profesora de la Facultad de Administración y estudiante en Biodiseño.

Basándose en un estudio de la Universidad César Vallejo, en Perú, los estudiantes detectaron las propiedades del musgo para atrapar y filtrar el agua. Una especie llamada Sphagnum resultó ser la más efectiva. Este organismo, que solo prospera en lugares frescos y húmedos, especialmente en el páramo de Chingaza, tiene una eficiencia de retención de microplásticos de 94,63 %. 

 

Lina Moros, María Paula Osorio, Julián Oviedo, Laura Delgado durante la visita al páramo de ChingazaLina Moros, María Paula Osorio, Julián Oviedo, Laura Delgado durante la visita al páramo de Chingaza

MUS(T)GO se diseñó para las fuentes de agua domésticas, por lo que puede ir conectado a la llave de la cocina o a cualquier tubería que deje pasar el agua directamente a la cámara de filtrado. Esto lo que genera es que las hélices giren constantemente, permitiendo que el agua pase por la membrana porosa de musgo seco y que así los microplásticos queden en ella, posibilitando su consumo para las familias que la utilizan en su diario vivir. 

Este invento, creado por el equipo de investigadores uniandinos, cuenta con una efectividad de retención de unos 80 gramos de microplásticos y debe ser reemplazado cada dos meses pues tiene un ciclo de vida basado en economía circular: “La idea es que los filtros de musgo, que se encuentran ya con los microplásticos incrustados en la membrana, se puedan recolectar y con ellos crear un nuevo tipo de material bioplástico y que las partes que están hechas con acero inoxidables puedan ser reutilizadas en los siguientes filtros”, señala María Paula Osorio, una de las creadoras.

La investigación se centró en los hogares más vulnerables del Caribe, debido a que Cartagena, Barranquilla y Santa Marta son las ciudades donde hay mayor concentración de microplásticos y no hay servicio de agua 100 % potable.

Con el proyecto se espera mejorar la calidad de vida en poblaciones con estas características, pero también escalar y generar mayor impacto en otros lugares del mundo.
 

“Este dispositivo es la prueba de que los seres humanos pueden aprovechar toda la diversidad que ofrece la naturaleza y que puede ser la clave para la inspiración de nuevos proyectos”, puntualizaron los creadores. 
 

En video: Los creadores hablan del proyecto MUS(T)GO.

 

 
Escrito por:

Ana María Balseros Rodríguez