Dis-Paro: “La historia no se construye con la voz de una sola fracción”
En un documental, la estudiante Sören Molano-Cajamarca de Ciencias Sociales de Los Andes narra el paro nacional 2021, bajo la mirada del cuidado.Fotos: Cortesía de Sören Molano-Cajamarca.
“Yo creo que en estos días no duerme nadie. El ruido y el silencio atraviesan el país. Los muertos y los vivos se cuelan en el aire. Este es el aire que se respira… En estos días no vive nadie. No vive nadie fuera de los gritos, las noticias, los cuerpos heridos o sin vida que yacen a lo largo del país… Tengo miedo, pero sobre todo esperanza”.
Así vivió los días del paro nacional en 2021, Sören Molano-Cajamarca, estudiante de Antropología de la Universidad de los Andes. Sus palabras fueron la apertura del documental DIS-PARO: Imágenes sonoras de un pueblo que habita la palabra, el canto y la lucha. Un ejercicio colectivo con la Facultad de Ciencias Sociales, que respondía a un silencio desde la academia y la antropología.
Y es que la historia no se construye con la voz de una sola fracción, cuenta Sören. Luis Carlos Castro Ramírez, editor de la revista Antípoda de la Universidad y quien también hizo parte del proceso, coincide en que esta era una oportunidad de mostrar otras narrativas que no aparecían en los medios tradicionales, desde una aproximación de la antropología visual y de la imagen.
DIS-PARO se trata de una mirada particular en un momento específico. Luis Carlos asegura que en muchos jóvenes del país había, en ese instante, una suerte de no futuro y una necesidad de hablar, de generar vínculos. De ahí que Sören haya logrado conversar con la primera línea, porque era vista como una igual, que generaba cercanía y empatía.
Sören visitó varios puntos de las protestas con cámara en mano. Estuvo en Bogotá, Palmira y Cali. “Estamos aquí protestando porque somos la quinta generación pobre de Colombia… ¡Cómo no vamos a pedir una comisión de derechos humanos, si nos están matando por pedir lo que nos pertenece! Así es muy difícil”, cuenta uno de los integrantes de la primera línea del Valle del Cauca, en el documental.
En esta conversación horizontal con la primera Línea, la estudiante encontró relatos viscerales y fuertes redes de cuidado, redes de resistencia, amor, esperanza y rabia. Personas diferentes con vidas similares, o no, se habían cruzado en la calle y habían decidido cuidar a quienes se manifestaban. “No era un tema solo de mujeres, se trataba de juntarse para reparar un mundo roto en el que vivían. Todo en medio de una crisis”, agrega Sören.
En las manifestaciones las mujeres cocinaban, pero también asumían papeles políticos, de hecho, formaron grupos como las Madres de la primera línea, una tarea en la que ellas mujeres encabezaban las marchas para evitar inconvenientes con la Fuerza Pública y así cuidar a quienes esos días habían decidido salir a las calles. “Las mujeres son un pilar dentro de la fuerza y movilización cultural, social, artística. Pasaron de ser un trofeo de guerra y son un eje de lo que está ocurriendo”, cuenta uno de los jóvenes en el documental.
En medio del miedo, las personas que se manifestaban habían encontrado formas de tramitar sus emociones, a través de mecanismos de defensa pacíficos como el canto. La pieza audiovisual también cuenta el vínculo entre las relaciones humanas y la naturaleza; y esto a su vez con el paro y el conflicto en Colombia: se nombra a los ríos, los cañaduzales y los cuerpos de personas desaparecidas que allí han sido encontrados.
“Las crisis coyunturales y perpetuas del país nos obligan a repensar colectivamente nuestra posición en el mundo… la vía más precisa era una revolución concebida desde el cuidado y los afectos”, concluye en uno de sus textos la documentalista.