Latinoamérica es la región del mundo con el mayor rezago en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de tareas para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad, que se propusieron alcanzar líderes mundiales, en el 2015. El retroceso en muchos de estos puntos da cuenta del impacto de la pandemia en la región, asegura Ángela María Penagos, directora del CODS para América Latina y el Caribe.


La investigadora dice que hubo un retroceso en hambre, pobreza y crecimiento económico. Una realidad que viene afectando aún más a mujeres, niños y pueblos étnicos. “3 de cada 4 países están lejos de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible: No estamos cerca del fin del hambre y presenciamos también una pérdida acelerada de biodiversidad y degradación de los ecosistemas. La deforestación en esta región es la causante de la pérdida del 44 % de los bosques tropicales”, añade.


Esta crisis nos recuerda que la academia debe jugar un rol preponderante identificando los riesgos de no cumplir con estas metas, detectando las oportunidades y formando líderes en desarrollo sostenible. “Los retos no se superan de forma individual, sino que requieren un trabajo interdisciplinar”, cuenta Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes, durante la charla “Lecciones de la pandemia para el desarrollo sostenible en América Latina”, que organizó La Tríada, una alianza en la educación superior y la investigación de las universidades de Los Andes, Católica de Chile y el Tecnológico de Monterrey.

La pandemia llegó de forma inesperada y requirió mucha inventiva y resiliencia. El rol de las universidades ha sido clave - David Garza Salazar, rector del Tecnológico de Monterrey. 


La Universidad Católica de Chile avanza, por ejemplo, en Vincular, un proyecto que genera lazos entre la academia y los tomadores de decisiones en el espacio legislativo. Se trata de un mecanismo de contacto entre productores de conocimiento y quienes consolidan las políticas públicas de ese país. Francisca Reyes, profesora del Instituto para el Desarrollo Sustentable y directora de esta iniciativa, resalta que es una forma de sensibilizar sobre lo importante de contar con conocimiento antes de tomar medidas en el ámbito público.


Durante la conversación, Inés Sáenz, Vicepresidenta de Inclusión, impacto social y sustentabilidad del Tecnológico de Monterrey, señala que la academia debe liderar conversaciones importantes de política pública. Y para eso investigadores y profesores deben convertirse en jugadores y medírsele a esa cancha. Reyes agrega que se debe entender que los tiempos y los lenguajes son diferentes, pero que es posible generar el intercambio de conocimiento, más aún si se quieren lograr cambios en los indicadores de los ODS que miden la forma en que vivimos y avanzamos como sociedad.


Sáenz asegura que el trabajo interdisciplinar, así como la sustentabilidad son temas complejos y requieren espacios como los campus universitarios para que se conviertan en laboratorios vivientes. Cuenta que en el TEC de Monterrey se aumentó el uso de energía renovable y se ha reducido la emisión de gases de efecto invernadero y que este esfuerzo radica en una idea de cambiar la cultura de la universidad, que incluye el cambio de hábitos.


La tarea, agrega, es buscar mecanismos que permitan insertar la educación en el desarrollo sostenible y pensarlo como algo que no sea impuesto. Es hora de pensar que estos grandes problemas no tienen una única solución o salida y requieren, más bien, un desarrollo interdisciplinar y ese es el gran reto de la academia y de toda la región.

 

Luego de la pandemia, esta alianza (La Tríada) ha cobrado mayor relevancia: La urgente tarea del trabajo interdisciplinar y en conjunto - Ignacio Sánchez Díaz, rector de la Universidad Católica de Chile.