José David Madero, conocido en la industria musical como “Madeiro”, es un testimonio de cómo la pasión, cuando se cultiva desde la niñez, puede romper barreras y crear caminos. Nacido en Barranquilla, en una familia influenciada por el rock, Madeiro no tardó en encontrar su voz en la música. Su trayectoria es una historia de dedicación, aprendizaje y reinvención. Creció en un entorno donde las guitarras eléctricas y las baterías eran parte del mobiliario familiar, Madeiro incorporó la esencia del rock desde pequeño en su vida. “Mis tíos tenían una banda en Barranquilla llamada Los Colores del Tiempo”, recuerda con una sonrisa, añadiendo: “Esos manes eran rockstars en los 70s. Es algo que viene de familia, casi todos somos rockeros”. Esa herencia musical lo llevó a explorar diversos instrumentos y a entender la música como un lenguaje universal que trasciende generaciones.

 

A los 12 años, mientras muchos niños jugaban fútbol o videojuegos, Madeiro ya cobraba por grabar canciones, “cobraba 50 mil pesos por una canción. Grabé a bandas de metal y punk, hardcore”, comenta, revelando cómo, desde una edad temprana, ya tenía clara su misión en la vida: hacer música. Esa determinación lo llevó a la Universidad de los Andes, donde se graduó en 2011 en Música con Énfasis en Producción de Audio. Aunque inicialmente combinó sus estudios musicales con Ingeniería Electrónica, su verdadera vocación prevaleció. “Comencé realizando doble programa y me salí en cuarto semestre porque me estaba alejando de lo que quería, yo soy músico”, cuenta con la certeza de haber encontrado el camino correcto. 


Madeiro destaca el ambiente único que encontró en la Universidad de los Andes al elegirla como su alma mater. “Me gustó la montaña, me sentía aparte de todo, el ambiente era genial”, comenta con una sonrisa. Sin embargo, más allá del entorno físico, lo que realmente lo atrajo fue la combinación de música y producción a un nivel profesional. “El programa me convirtió en músico, productor e ingeniero; es muy importante porque estudié las armonías, los tejes y manejes de lo que implica estudiar música en un conservatorio”, explica. Este enfoque integral fue crucial para su desarrollo, permitiéndole no solo entender la música desde una perspectiva técnica, sino también explorarla profundamente desde una visión artística.


Durante su tiempo en Los Andes, Madeiro encontró en la profesora Pilar Azula una mentora excepcional. “La mejor profesora del mundo, y no hay palabras suficientes para describirla, todos los profesores fueron excelentes”, recuerda cómo, con paciencia y dedicación, le brindaron las bases necesarias para su desarrollo como músico, “Al principio, me costaba entender algunas cosas, porque la música a nivel académico es como las matemáticas: es y no es; no puedes sentirla de manera tangible. Pero ella me ayudó a comprender que, aunque la música es subjetiva e infinita, existen fundamentos que te permiten alcanzar el nivel que necesitas”.

 

El desarrollo académico de Madeiro, junto con sus diversas experiencias en la industria musical, y la pasión por crear arte con el corazón, lo llevaron a perfeccionar un estilo único de "power rock acústico", y con esta impronta fue el ganador del concurso Factor X en 2021, un hito que impulsó aún más su nombre en la escena. Sin embargo, su éxito no se quedó solo en el rock. Su versatilidad como productor lo impulsó a incursionar en el mundo de la música infantil, donde dejó una marca imborrable con la famosa canción "La Vaca Lola". Con más de 2.4 billones de vistas en YouTube, esta melodía se ha convertido en un fenómeno cultural que ha conquistado los corazones de niños y padres por igual. “Ver un contador de YouTube que no para, es algo loco. Ver un teatro lleno de 600 niños cantando y brincando las canciones que produje da mucha satisfacción y felicidad, y de eso se trata ”, reflexiona Madeiro sobre el impacto inesperado de esta producción.

 

Su pasión por la música infantil se expandió aún más con su proyecto Madeiro Kids, a través del cual lanzó el álbum Canciones Traviesas en colaboración con Codiscos. Este álbum, que incluye temas como “La Canción del Peo”, combina melodías pegajosas con mensajes sobre amistad y aceptación, capturando la autenticidad y energía que Madeiro tanto aprecia en los niños. Su capacidad para moverse entre géneros y conectar con audiencias diversas es una prueba de su talento y dedicación, forjados tanto en su formación académica como en su constante evolución como artista.



La Universidad de los Andes no solo le proporcionó a Madeiro las herramientas técnicas para producir música, sino que también despertó en él un espíritu emprendedor. "La Universidad te crea un talento para investigar y automáticamente te convierte en emprendedor", comenta. Esa inquietud, sumada al conocimiento profundo de las dinámicas de la industria, lo motivó a llevar a cabo su plan de crear un sello discográfico. Así, en febrero del 2024, decidió formalizar su visión fundando Madeiro Entertainment, una compañía que no solo produce música, sino que también educa y protege a los artistas. “La compañía va a tener un enfoque claro: la realidad de la música y recuperar la cultura. Hay algo hermoso en sentarse a escuchar a alguien tocar una guitarra, eso es irremplazable”, afirma.


El sello se ha convertido en un punto de encuentro para talentos internacionales, colaborando con más de 15 artistas de Colombia, Brasil, Estados Unidos y Nigeria. Esta red global no solo enriquece la oferta musical de la compañía, sino que también subraya su compromiso con la creatividad universal y el intercambio cultural. Sobre sus proyectos cuenta que, “estoy sacando música cada semana y colaborando con artistas de diferentes culturas. Esto no solo me permite aprender y crecer, sino que también refuerza mi creencia de que, cuando varios artistas talentosos se unen, suceden cosas grandes”.


La travesía de Madeiro no estuvo exenta de desafíos. Uno de los aspectos que consideró más complejos fue lidiar con la parte legal de la música, un área que, aunque alejada de su pasión creativa, resultó esencial. “Toda la parte legal de la música es tan ajena a lo que hago, pero al mismo tiempo, tan necesaria. Tuve que estudiar, entender y probar muchas cosas para proteger mi música, organizarla y monetizarla. Aprendí a base de golpes, pero esa experiencia me impulsó a crear mi propia compañía”, explica Madeiro. Este proceso le permitió comprender cómo navegar en la industria y gestionar su carrera de manera más efectiva.

 

En sus palabras, Madeiro ofrece una reflexión valiosa para quienes están por iniciar su camino en la música: “Lo esencial es encontrar lo que realmente te apasiona y perseguirlo con determinación. La vida en la música puede ser absorbente y desafiante, así que es esencial mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Disfrutar del viaje, pero no perder de vista los objetivos. La pasión, combinada con un enfoque disciplinado y un sentido de propósito, puede convertir los sueños en logros significativos”. Su trayectoria no solo demuestra cómo la perseverancia y la adaptabilidad pueden transformar una pasión en una carrera inspiradora y exitosa, sino que también resalta la importancia de estar abierto a aprender y crecer continuamente. Madeiro nos recuerda que, en la búsqueda del éxito, cada desafío es una oportunidad para aprender y cada colaboración, un paso hacia nuevos horizontes. Su experiencia es un testimonio de que, con determinación y una visión clara, es posible construir un legado significativo e impactar positivamente en el mundo de la música.


 

Escrito por:

Camila Díaz Cárdenas

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