Misión médica al Guainía para proteger la vida de la niñez

En el corazón de la Amazonía colombiana serpentean tres de los ríos más grandes de Colombia:Guaviare, Inírida y Guainía. Y ocultos en esta selva espesa se guardan secretos ancestrales e historias de esperanza. 
 

Es Barrancominas, un municipio del Guainía, fundado en 2019. Allí habitan unos 7.000 habitantes, la mayoría indígenas de las etnias puinaves, curripacos, ciapocos y sikuanis. En sus comunidades hay una preocupación que se busca frenar con el apoyo de un proyecto liderado por la Facultad de Medicina: la desnutrición infantil en niños y niñas menores de 5 años.
 

No es tarea sencilla. El servicio de salud más cercano requiere hasta ocho horas de navegación por el río Guaviare (según el motor de la lancha) y puede costar unos 600 mil pesos, una cifra lejana para la mayoría. Estas barreras no solo reflejan la distancia, también la desconexión que los habitantes enfrentan frente al acceso a servicios básicos.

Son 14 mil kilómetros cuadrados de naturaleza. 
 

En medio del desafío que impone el paisaje, el equipo multidisciplinario de médicos, enfermeras, nutricionistas, salubristas, evaluadores y asistentes de investigación, llegaron con la ilusión de ayudar a salvar vidas. 

El inicio de una estrategia para transformar vidas

El primer paso fue establecer vínculos con la Asociación de Cabildos Unidos del Guainía y el Vichada (Asocauniguvi), que representan a los pueblos indígenas de la región. 

Este vínculo marcó el inicio de un sueño compartido y abrió el camino para la capacitación de 40 habitantes locales. Cada uno de ellos fue seleccionado por el dominio del español, formación académica, compromiso con el bienestar de su comunidad y la habilidad para adaptarse a herramientas o dispositivos móviles. 

La fase de aprendizaje

El proyecto fue nombrado Zumanai Maulekeye Ulii Iriku, que significa: “niños y niñas sanos dentro del Catumare”. 

Tras semanas intensas, en la Casa de Gobierno, los nuevos gestores aprendieron a medir y pesar a los niños; a identificar signos de alarma como diarrea, fiebre y desnutrición; y aplicar la estrategia de Atención Integral a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI). La culminación de su formación se celebró con una emotiva graduación. 

Familias que sonríen
 

Equipados con básculas, tabletas digitales y suplementos médicos, 13 gestores comenzaron su misión en agosto de 2024. Gracias a la conectividad satelital, los datos recolectados sobre talla, peso y signos de alarma se reportan en tiempo real, lo que permite una atención más rápida y eficiente. 

Resultados que hablan de cambio 
 

A diciembre de 2024, ya son 786 niños valorados. Entre ellos, 15 casos de desnutrición aguda moderada y 25 en riesgo fueron identificados y tratados, mientras que tres niños con condiciones graves fueron trasladados a centros médicos. 

El enfoque de este modelo integral y su efectividad demuestran el potencial para ser replicado en otras regiones del país que enfrentan desafíos similares.