08/09/2020

Verdad: entre el derecho a contar y el deber de escuchar

Fotos de personas desaparecidas durante una marcha en Medellín.
Foto: Joaquín Sarmiento / AFP
Fotos de personas desaparecidas durante una marcha en Medellín.
Fotos de personas desaparecidas durante una marcha en Medellín.
Un elemento transversal en los distintos procesos de justicia transicional que se han desarrollado en el mundo es la verdad. Está enmarcada como un derecho humano de las víctimas a contar qué pasó y conocer el porqué, y el deber de la sociedad a escucharla y a reconocer a esas víctimas sin distingo de ninguna clase.

“Como se ha hecho evidente en otros procesos de paz en otros lugares del mundo, una verdad plural y pública es necesaria como protección contra la impunidad, el negacionismo y el totalitarismo”, aseveró Constanza Castro, profesora de Historia de Los Andes, durante la primera sesión de la Cátedra de Paz, un espacio para visibilizar voces diversas y aportar en la aproximación a una verdad plural, organizado por la Universidad de los Andes y la Comisión de la Verdad y enmarcado en la quinta edición de Día Paíz.

El encuentro giró en torno a la verdad de las comisiones de la verdad. Contó con la participación de Humberto de la Calle, exnegociador de Colombia en el proceso de paz con las Farc, y los comisionados de la verdad de distintos procesos en América Latina: Carlos Martín Beristain, Nery Rodenas y Sofía Macher. Bajo la moderación de Catalina Botero, decana de la Facultad de Derecho.

Los panelistas se mostraron de acuerdo con que las comisiones de la verdad se erigen como la institución encargada de recoger los distintos relatos de lo ocurrido en un conflicto armado o guerra, pero desde un enfoque de las víctimas. “De todos los procesos de justicia transicional, en los cuales los países intentaron hacer alguna forma de justicia de transición entre atrocidades del pasado y la construcción de un Estado de derecho, el único denominador común es la verdad”, reflexionó Botero.

Y es que, en un escenario de posconflicto, no es común encontrar que los perpetradores de violaciones de los derechos humanos reconozcan sus actuaciones. Para Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos de Guatemala (ODHAG): “Es claro que van a obstaculizar el conocimiento de la verdad y el acceso a la justicia, pero sin verdad no hay justicia, sin justicia no hay reconciliación y sin eso no hay paz”.

La justicia transicional provee amnistías, que son necesarias para ponerle fin a los conflictos, “pero no puede operar ante delitos de lesa humanidad, genocidio o desaparición forzada, los cuales no pueden ser perdonados sin que se conozca la verdad”, afirmó.

Es allí donde la labor de las comisiones es fundamental. Son ellas las encargadas de ofrecer un espacio en donde el sufrimiento y lo que vivieron las víctimas es importante. De intentar construir un relato en donde se expliquen los acontecimientos del pasado y se entiendan las razones. Sin embargo, deben mostrar han realizado un ejercicio plural de la escucha, que los relatos recogidos tienen su base fáctica y que cuentan con una metodología de contraste.

“La verdad no es una opinión más. Se necesita tener una base fáctica, un proceso plural de escucha y espacios que contribuyan a un reconocimiento mutuo. Ese es el piso mínimo de derechos humanos para reconstruir las bases de la convivencia”, afirmó Carlos Beristain, comisionado de la Comisión de la Verdad colombiana.

Para Humberto de la Calle, exjefe negociador de paz: “La verdad solidifica la no repetición. Si se oculta, van a quedar semillas de nuevas violencias”.

Es así como el reconocimiento de los acontecimientos en un conflicto sirve de iniciador para otros procesos de reconstrucción del tejido social y de la confianza en las instituciones hasta llegar a la justicia penal, que es entendida como la más difícil de aceptar. Además, sirve para arreglar los problemas del pasado. Este ejercicio democrático es clave para producir reflexiones en la sociedad y plantear el diseño de reformas institucionales.

“Las guerras y las dinámicas de un conflicto armado tienen una causa social y política, pero no hay espacios sociales de reconstrucción. Al final es visto como un problema privado y las víctimas muchas veces asumen las consecuencias y los problemas que les ha traído de esa forma”, aseguró Berinstain, quien fue coordinador del informe “Guatemala: nunca más” y ha integrado comisiones de la verdad en Perú, Paraguay y Ecuador.

“La historia la escribe el que está en el poder. Por única vez (en las comisiones de la verdad) se abre un proceso en donde se escribe desde el ciudadano y cómo lo afectó. Ese testimonio no habla solo de eventos y hechos, sino de sentimientos, efectos y consecuencias. Habla de cómo se vivió ese conflicto”, concluyó Sofía Macher, comisionada de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú.
 

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