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Noticias
23/01/2025

Uniandina estará en la octava expedición de liderazgo en la Antártica

Natalia Atuesta Escobar, ingeniera ambiental y bióloga de la Universidad de los Andes, será la única colombiana en la octava expedición de Homeward Bound a la Antártica en 2025. Esta iniciativa busca empoderar a mujeres en STEMM para liderar el cambio hacia un futuro sostenible, fortaleciendo sus habilidades de liderazgo para enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Biología
Ingenieria Ambiental
Medio Ambiente

 

Desde 2016, la organización Homeward Bound ha trabajado para elevar el papel de las mujeres en el liderazgo global. Esta iniciativa se centra en potenciar a mujeres de todo el mundo con formación en ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y medicina (STEMM), buscando que sean agentes de cambio en políticas públicas y promotoras de un liderazgo más equitativo y sostenible.

 

Su visión: construir, para 2036, una red global de 10,000 mujeres líderes preparadas para enfrentar los desafíos más urgentes del planeta. Cada año, selecciona a 100 mujeres para fortalecer sus capacidades en liderazgo, visibilidad y colaboración estratégica, culminando en una expedición a la Antártica, uno de los ecosistemas más frágiles e inspiradores del mundo.

 

En 2025, Natalia Atuesta Escobar, ingeniera ambiental y bióloga de la Universidad de los Andes, será la única colombiana que participará en la octava edición de esta expedición, que hasta ahora ha reunido a 784 mujeres líderes. Natalia también cuenta con una maestría en Conservación y Gestión de la Biodiversidad de la Universidad de Oxford.

 

Natalia ha liderado proyectos que integran ciencia, comunidades locales y desarrollo sostenible. Su trayectoria abarca el sector público, la academia y el sector privado, donde ha promovido la integración de iniciativas de mercado y cadenas de valor con impacto positivo. Su compromiso se centra en diseñar e implementar proyectos donde el bienestar de las personas y su conexión con la naturaleza sean fundamentales, demostrando que la sostenibilidad es clave para enfrentar los retos globales.

 

Conversamos con Natalia sobre su experiencia, su visión del liderazgo y el impacto transformador de esta iniciativa global.

 

  • Antes de hablar de la expedición a la Antártica, cuéntenos ¿cómo empezó su trayectoria profesional y cómo fue el proceso de acercamiento a los proyectos en sostenibilidad?

     

Comencé desde la academia, trabajando con el profesor Gordon Wilmsmeier en un proyecto que marcó profundamente mi carrera: Cadenas de valor sostenibles en la pesca artesanal. Este proyecto, desarrollado en Iscuandé, buscaba mejorar las condiciones de las mujeres recolectoras de piangua, un molusco emblemático del Pacífico colombiano.

 

La piangua ha sido fundamental para la subsistencia de las comunidades afrodescendientes en la región. Sin embargo, su comercio enfrenta grandes desafíos: la sobreexplotación del recurso y la informalidad en su movilización, que dejan escasos beneficios económicos para las recolectoras. El proyecto sentó bases importantes. Uno de los resultados fue el lanzamiento en 2022 de un bote escolar en Bahía Málaga, un hito que reflejó cómo estos esfuerzos iniciales evolucionaron para beneficiar a las comunidades.

 

  • ¿Cómo fue su experiencia combinando la investigación académica con el trabajo en campo, y qué aprendizajes obtuvo al participar en iniciativas de conservación en diferentes contextos?

     

Pocos meses después de terminar mis estudios, participé en un programa organizado por la Universidad de Boston y la organización SEA Education Association. Este programa consistía en una travesía de ocho semanas en un velero con 30 personas, recorriendo el Caribe. La experiencia comenzó con un sólido componente académico e investigativo. Visitamos islas que habían sido colonizadas, explorando las dinámicas históricas de opresión, pero también iniciativas comunitarias y parques nacionales. Esto nos permitió comprender el contexto social, ambiental y cultural de las áreas que visitábamos.

 

Durante la travesía, desarrollé un proyecto de investigación enfocado en las áreas marinas protegidas. Me interesaba entender cómo las comunidades locales influían en el éxito y la efectividad de estas áreas para conservar la biodiversidad. Analicé si la participación comunitaria era crucial para mantener estos ecosistemas en buen estado, y esa investigación marcó un antes y un después en mi forma de ver la relación entre las personas y la naturaleza.

 

El tiempo en el velero también fue transformador a nivel personal. Estar en medio del mar, sintiéndome pequeña frente a su inmensidad, me hizo reflexionar sobre cómo los humanos hemos logrado navegar y adaptarnos a este entorno. Además, compartí esta experiencia con personas de diversas disciplinas, como arte, ciencias y humanidades, lo que enriqueció enormemente las perspectivas del grupo. 

 

Natalia continuó su trayectoria como voluntaria en el Parque Nacional Natural Gorgona, donde trabajó en turismo y gestión de sistemas marinos y costeros, observando cómo las comunidades locales y los pescadores del Pacífico colombiano, son clave para la conservación. Posteriormente, trabajó en la Comisión Colombiana del Océano, replicando programas exitosos del Caribe en el Pacífico, como la Reserva Seaflower. Lideró expediciones al Parque Nacional Natural Gorgona y Bahía Málaga, alineando las necesidades de las comunidades locales con investigaciones científicas.

 

Más tarde, asumió un rol clave en el Corredor Marino del Pacífico Tropical, coordinando un plan de acción enfocado en turismo, seguridad, pesca sostenible y biodiversidad.Antes de su maestría, trabajó en Palladium, gestionando un proyecto financiado por el Reino Unido sobre protección de bosques y uso sostenible del suelo en África, Asia y América Latina.

Finalmente, Natalia cursó una maestría en Biodiversidad, Conservación y Gestión, integrando su formación científica y experiencia en sostenibilidad para abordar los desafíos ambientales y sociales de manera integral. Es en esta parte de su historia donde se vincula a la iniciativa Homeward Bound.

 

  • Cuéntenos, ¿cómo llegó a formar parte de este grupo de mujeres líderes? ¿cuál es el propósito principal de esta expedición?

     

No se trata de una expedición científica tradicional. Es una experiencia de liderazgo dividida en dos partes: un año de formación con módulos en comunicación, visibilidad, ciencia y estrategia personal. Luego, el viaje de tres semanas es el cierre del programa, donde se complementan estos aprendizajes. Este programa busca crear una red global de mujeres en STEMM con potencial de liderazgo. Su objetivo es fortalecer habilidades personales y profesionales para influir en áreas clave como sostenibilidad y cambio climático, donde las mujeres aún tienen poca representación. Me postulé y fui seleccionada como una de las 100 mujeres de la octava cohorte, sumándome a más de 1,000 participantes a nivel global.

 

  • ¿Cuáles son sus objetivos al participar en el programa?

     

Mis compañeras de travesía serán 100 mujeres excepcionales de todo el mundo, unidas en una expedición de tres semanas centrada en el crecimiento personal, el liderazgo disruptivo y la acción colectiva por un futuro sostenible. Más allá de las herramientas adquiridas, mi objetivo es contribuir a la creación de redes de colaboración sólidas. Esta experiencia me ha permitido conectar con mujeres que comparten la misma pasión por el cambio. Quiero aplicar este aprendizaje en mis proyectos en Colombia y seguir impulsando la conservación y el desarrollo sostenible desde una visión más integral.

 

En una colaboración sin precedentes, mujeres de diferentes países se unen bajo un propósito común: cambiar las tendencias, reescribir la historia y promover un mundo más equitativo y sostenible. A bordo del Island Sky, Natalia y otras 100 mujeres de todo el mundo navegarán durante 20 días desde Ushuaia, Argentina, hasta la Península Antártica. Cada día, realizarán desembarcos para explorar paisajes, fauna y, cuando sea posible, visitar estaciones de investigación. 

 

En el continente blanco, la conexión entre las personas y el mundo natural alcanza su mayor contraste. Imponente, frágil y simbólico, este lugar, único en el mundo, refleja los desafíos globales a través de su capa de hielo que se desvanece. Con aguas cada vez más cálidas, la presencia de metales pesados, microplásticos y enfermedades que amenazan a la fauna, la Antártida es un espejo de las amenazas climáticas y la pérdida de biodiversidad que enfrenta el planeta.

 

El trabajo en sostenibilidad trata en últimas de las personas, de sus intereses, pasiones y desafíos. El esfuerzo que hacemos día a día se resume en una apuesta por transformar los sistemas que no es más que sincronizar las mentes y corazones de las personas hacia un propósito común y convertirnos en multiplicadores de oportunidades para otras personas” afirma Natalia.

 

La expedición no solo busca empoderar a mujeres líderes, sino también inspirar a futuras generaciones a actuar por el cambio. Su historia es un recordatorio del impacto que podemos generar cuando combinamos ciencia, comunidad y liderazgo.

 

Si deseas conocer más sobre este proyecto y cómo puedes apoyarlo, visita esta página  o escribe a n.atuesta10@uniandes.edu.co y sé parte de esta iniciativa transformadora.