15/07/2019

María Gabriela Vargas Parada, grado 'summa cum laude'

María Gabriela Vargas, graduanda summa cum laude de Ciencia Política 2019-1.
María Gabriela Vargas, grado summa cum laude de Ciencia Política, recibió esta distinción en la ceremonia de grados de pregrado 2019-1.
María Gabriela se graduó como Politologa con opción en Sociología y, en Estudios sobre Desarrollo. Durante la ceremonia de grados de 2019-1, recibió la distinción Summa cum laude.
A propósito de esta distinción respondió las siguientes preguntas:

1. ¿A quiénes quieres expresar agradecimientos?


Agradezco en primer lugar a Dios, porque me ha mostrado su infinito amor y compañía durante todo este tiempo. Por supuesto, agradezco a mi mamá, a mi hermano, y a Nicolás Rivera, porque sin su apoyo, incondicionalidad, paciencia y cariño, nada de esto hubiera sido como es. Mi mamá me dijo cuando entré a la universidad que estaba por emprender una carrera de resistencia más no de velocidad, y acá estamos juntas celebrando en la meta. También quiero agradecer muy especialmente a mis maestros Tatiana Andia, Luis Bernardo Mejía y Angelika Rettberg, porque me inspiraron, me abrieron las puertas, confiaron en mí y aún hoy, fuera de clase, me siguen enseñando a ver el mundo. Por último, pero no menos importante, gracias a mis amigos, por la amistad estimulante y sincera, porque sin ellos no hubiera sido tan increíble este momento de la vida.

2. ¿Qué le contarías a alguien sobre tu Universidad?


Pese a lo que muchos creen, la Universidad de los Andes, es un espacio diverso y plural de construcción de conocimiento a través del diálogo. La virtud de la conversación está en el debate mismo y eso es lo que sucede en esta universidad. Ideas que van y vienen, pensamientos conectados y también diferentes que se nutren a diario. Además de ser un centro de excelencia académica, la Universidad de los Andes, es también un centro donde convergemos personas de todas las clases sociales y económicas, las latitudes, los colores, las preferencias, los talentos. Acá nos encontramos, siendo parte de una institución que es lo que es hoy en día por las personas que la conforman: estudiantes, profesores, administrativos y familias completas. La Universidad de los Andes logra generar en quien la habite, un sentido de pertenencia muy fuerte, ligado a valores como la solidaridad, el respeto y la libertad. Uniandes es un hogar de paso muy cálido y acogedor, que te prepara para un mundo menos cálido y acogedor, pero mucho más fascinante y desafiante, al menos desde mi perspectiva. 
 

3. ¿A qué persona recuerdas en tu paso por la Universidad? ¿Por qué?


Por un lado, a los profesores y amigos con los que tuve el honor de compartir salón de clase. A todos los recuerdo con profunda gratitud. Por mencionar algunos profesores, está Rodolfo Arango, una completa eminencia de filósofo y de ser humano. El maestro Óscar Acevedo, tesoro vivo del jazz en Colombia. Andrea Mejía, ser humano excepcional, brillante y amorosa. Roberto Rueda, un médico genio, devoto y cercano a sus estudiantes. A ellos los menciono porque no fueron profesores de mi carrera, sino que hicieron parte de mi aventura por la Universidad, de mi trasegar por este camino. 

Por otro lado, quiero mencionar a varias trabajadoras de la Universidad y de lugares cerca, como las fotocopiadoras. Sabían mi rutina, mis horarios de comida y de descanso, se preocupaban cuando me veían triste o enferma, se alegraban conmigo cuando les decía que ya me iba a descansar, me contaban sobre sus vidas, me hacían compañía y, creo, que yo a ellas. Hoy las llevo en mi corazón.  

4. ¿A qué época de tu historia en la Universidad te gustaría regresar? ¿Por qué?


Yo volvería a primer semestre porque fue el tiempo de universidad que más asombro produjo en mí. La ciudad, las dinámicas, el transporte público, los compañeros y profesores, los salones, las clases. Cada día era un descubrimiento, no solo del espacio sino de mí misma. No hay nada que nutra más el alma que percibirse en el tiempo y espacio deseados, con todo un universo a la espera de ser conocido.

5. Para ti ¿cuál es el aporte que recibiste de la Universidad para tu crecimiento profesional y personal?


Me parece que la Universidad, y con ella, profesores, compañeros y funcionarios, me ayudaron a definir mis intereses y prioridades. La Universidad me dio la oportunidad de investigar, de encontrar puntos de intersección entre mi carrera y otras muchas, que parecían ajenas, como por ejemplo medicina. Me brindó espacios extraordinarios sobre un abanico de saberes y experiencias. Música, teatro, ciencia, todo al alcance de mis manos. Con esto, debo decir que la Universidad se convirtió en mi lugar favorito durante más de cuatro años y eso es algo irremplazable. Como se diría desde la sociología, la Universidad de los Andes: “me prestó lentes para observar, y al tiempo, me ayudó a fabricar unos propios.” 

6. ¿Cuál lugar de tu Universidad (dentro o fuera del campus) te gusta (gustaba) frecuentar o recorrer? ¿Por qué?


Puedo decir que el 70% de mi carrera la pasé en los Hemiciclos del Edificio Lleras. Siendo sincera, me gustaba el frío de la sala de estudio en medio de los hemiciclos y, cuando se podía, disfrutaba el calor agradable dentro de los hemiciclos. De hecho, en las tardes, cuando caía el sol afuera, detrás de la biblioteca de Derecho, era majestuoso, también reflexivo, incluso romántico. Era nuestro espacio de comunión –de mis amigas y mío–.  También, en los primeros semestres pasé mucho tiempo en la biblioteca de Arquitectura. Para mí, ningún otro espacio en la Universidad la equipara en belleza. No solo es una biblioteca –con anaqueles y libros–, es un espacio mágico, místico, apacible, un refugio para almas abrumadas. 

7. ¿Qué lugar en tu Universidad te gustaría reconstruir o conservar?


Conservar, en definitiva, la biblioteca de Arquitectura. Es una obra de arte. 

8. ¿Cuál tradición uniandina compartías con tus compañeros?


Recuerdo dos con claridad. La primera era que al salir de cualquier parcial muy pesado, para el que hubiéramos estudiado durante mucho tiempo, exhaustivamente, íbamos al Café OMA del Bloque Z, por galleta de mora con helado. Se convirtió en una tradición, infaltable, no prorrogable.  La segunda que también se volvió tradición, era jugar Bingo Fopre. Comprábamos los cartones, buscábamos un lugar para verlo –la Caneca, la Central, algún salón– y sin falta, íbamos a jugar juntos. Ahora que lo pienso, jugamos el Bingo por lo menos 3 veces, nunca logramos entrar al Auditorio del ML y tampoco ganamos, aunque estuvimos cerca. 
 

9. ¿Qué planes tienes a corto, mediano y largo plazo?


Ahora mismo trabajo como profesional de Investigación para Open Society Foundation en asociación con la Universidad de los Andes, así que mi plan es continuar aprendiendo y desarrollando mis capacidades como investigadora en temas de salud, política y sociedad. Este trabajo ha profundizado mi conocimiento y percepción sobre nuestras falencias institucionales, nuestra falta de capacidades en el sector público y nuestras múltiples necesidades en la provisión de servicios y derechos fundamentales. Por lo mismo, a mediano plazo planeo empezar una maestría en Salud Pública en el exterior. Cuando termine la maestría, me gustaría trabajar en el sector público, como asesora o consultora. En un futuro quisiera contribuir en la búsqueda de soluciones a las necesidades médicas locales desde la política pública. 

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