Orlando Castillo viene de El Trueno, una de las 79 comunidades del consejo comunitario del Río Naya, territorio ancestral ubicado entre los departamentos del Valle y Cauca. Una zona que sintió los primeros brotes de violencia en 1996 y que en 2001, se recrudeció con la primera incursión de los grupos paramilitares.

“Fueron más de 4.000 mil familias desplazadas, que en su mayoría aún no han podido retornar. Otras, como la mía, volvimos de manera voluntaria. Regresamos para seguir resistiendo”, asegura.


 

Hoy, Orlando es uno de los 16 nuevos representantes de las curules especiales de Paz que, tras la firma del Acuerdo final de paz, le dará voz a la Circunscripción Transitoria Especial de Paz -CITREP- número 9.

“Tenemos la gran responsabilidad de representar no solo a las víctimas del conflicto, sino la necesidad de transformar ese dolor en esperanza para nuestros territorios”, señala Castillo.

 

A Jhon Fredy Valencia Caicedo, le dicen “el negro”. Es padre de cuatro hijos y vive en el Putumayo, “el departamento más bonito que tiene Colombia”, asegura con una sonrisa amplia y una mirada que convence a quien lo escucha. 

Él y su esposa pertenecen a la etnia Cofan y a partir de ahora, será representante a la Cámara por la CITREP número 11.


“El 42 % de la población de mi departamento ha sufrido un hecho victimizante. Esto demuestra que venimos de otra connotación. Será un cambio drástico para nuestras vidas, pero tenemos la responsabilidad de asimilar este nuevo trabajo, para el bien del país”, asegura Valencia, quien nunca imaginó representar a las más de 150 mil víctimas del conflicto armado de su departamento.



Para John Fredy el principal reto es restablecer los derechos a las poblaciones vulneradas, sentarse a dialogar con los actores que hoy por hoy siguen generando conflicto armado en Colombia y buscar mecanismos de reparación de las víctimas. “Un pueblo que olvida lo que le pasó está obligado a repetirlo”, advierte.

 

Como ellos, otros líderes sociales víctimas principalmente de la violencia armada de Colombia y del racismo estructural, buscan desde el Congreso, descentralizar el acceso a los derechos fundamentales: salud, educación, vivienda digna, entre otros; a través del desarrollo e implementación de proyectos de Ley.

 

Son en total 13 hombres y 3 mujeres quienes ocuparán las 16 curules especiales de Paz, formando parte de los 108 Senadores y 188 representantes a la Cámara, que el 20 de julio pisarán la Casa de Nariño, para luego cruzar las Plazas Rafael Núñez, caminar por la Plaza de Armas, y finalmente llegar al Salón Elíptico donde se instalará el nuevo Congreso, al que ellos ahora pertenecen.

 

Colombia comenzó a cambiar

 

La Universidad de los Andes, a través de su programa Congreso Visible, hizo parte de un acompañamiento académico para asistir e inducir a estos nuevos representantes en las dinámicas, estructura, funciones, entre otros aspectos del Congreso de la República.

 

“Hicimos varios talleres con estos representantes para contarles cómo es la estructura del Congreso de la República, sus funciones legislativas y electivas, entre otras. Les impartimos conocimiento que será fundamental para representar los intereses de los colombianos, y en el caso de ellos, de las comunidades que vienen a resignificar. Les enseñamos cuál es su nuevo roll y la importancia de su labor en el Congreso”, dice Laura Wills, directora de Congreso Visible.
 

Estos talleres, realizados en Los Andes, contaron con el acompañamiento y apoyo de personal de la Cámara de Representantes y el NDI Colombia National Democratic Institute, quienes, de manera pedagógica, les impartieron a los nuevos representantes de las CITREPS entrenamientos técnicos sobre las funciones administrativas del Congreso, entre otros.