Formar ciudadanos virtuosos que enfrenten retos globales
La educación exige replantear su propósito, cerrar brechas educativas y adaptar los sistemas a las demandas tecnológicas y sociales actuales. Conclusiones de líderes académicos en el Foro Económico Mundial 2025, en el participó Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes.¿Cómo transformar un sistema educativo que, en esencia, ha permanecido inalterado desde la Edad Media? ¿Estamos listos para adaptarnos a los cambios que demandan las nuevas tecnologías y las dinámicas sociales contemporáneas? Estas interrogantes fueron el eje del foro Debatiendo la educación, celebrado en el marco del Foro Económico Mundial 2025, en Davos, Suiza.
En este escenario donde se discuten los grandes desafíos globales de política, economía, tecnología y desigualdad, la educación fue uno de los temas centrales del Foro al ser un pilar esencial para el desarrollo económico y social sostenible.
Transformar la educación no se trata únicamente de actualizar el contenido académico; implica un cambio profundo en la forma en que se entiende el propósito de las universidades. Este modelo renovado tiene como objetivo formar individuos integrales, capaces de aportar a la sociedad con compromiso y sensibilidad, al mismo tiempo que equilibrar las demandas del mercado laboral con la responsabilidad hacia un mundo más equitativo y humano.
“Es crucial que las universidades sean laboratorios para la democracia, especialmente en estos tiempos turbulentos. Debemos ser el entorno donde las personas puedan convertirse en la mejor versión de sí mismas, comprender profundamente el mundo para tener un impacto y entender su papel en él”, dijo la rectora de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal, en el evento moderado por Michael Spence, presidente de University College London (UCL), que reunió a líderes académicos, entre ellos Lawrence Summers, profesor de la Kennedy School of Government de Harvard; y Sian Beilock, presidenta de Dartmouth College.
A lo largo del foro, los panelistas abordaron las preguntas del público y reflexionaron sobre el futuro de la educación.
Para la Rectora, el éxito no radica solo en formar profesionales para el mercado laboral, se deben formar ciudadanos virtuosos y comprometidos que generen un impacto positivo en las sociedades donde habitan. Esta visión subraya la necesidad de repensar la educación desde sus cimientos, enfocándose en construir un modelo que responda a las exigencias del presente y preparen a las próximas generaciones para enfrentar los retos del futuro.
Para lograrlo, la diversidad juega un papel crucial. Agrega ella que contar con una comunidad estudiantil que refleje la pluralidad de las sociedades es esencial para fomentar una educación integral. Este tipo de aprendizaje no se desarrolla exclusivamente en el aula; se nutre también de experiencias que trascienden lo académico. Actividades culturales, deportivas y sociales complementan el currículo tradicional, un espacio para que los estudiantes adquieran habilidades fundamentales como la tolerancia, el respeto y la empatía.
Mientras el mundo corporativo se reinventa constantemente para adaptarse a los desafíos de un entorno cambiante, las universidades parecen permanecer ancladas en estructuras tradicionales. Lawrence H. Summers, profesor de la Kennedy School of Government de Harvard, resumió esta paradoja con una contundente afirmación:
“No hay empresa grande en Estados Unidos que no se haya reorganizado siete veces en los últimos 50 años. No hay universidad grande en Estados Unidos que haya hecho una gran reorganización una sola vez en los últimos 50 años”.
Las brechas educativas que desafían a América Latina
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Una de las reflexiones del público fue el aumento de las brechas educativas en América Latina, agravadas por el prolongado cierre de escuelas durante la pandemia. Esta situación ha dejado huellas profundas en el aprendizaje de los estudiantes, impactando significativamente su transición hacia la educación universitaria.
“Mientras en otros países, durante el COVID, los colegios cerraron en promedio 40 días, en Latinoamérica el promedio fue de 160. Esto significa que 60 % de los estudiantes en bachillerato perdieron casi todo un año académico”, señaló la Rectora de Los Andes.
Este problema sigue impactando no solo a los estudiantes más vulnerables, sino a toda la población estudiantil. En algunas universidades, muchos de ellos enfrentaron dificultades significativas, como la incapacidad de leer o comprender textos de manera efectiva, además de tener una base matemática deficiente. Estas limitaciones representan un obstáculo para el desarrollo de habilidades avanzadas, como la programación, y constituyen un desafío fundamental que podría dificultar que varias generaciones logren ponerse al día en su aprendizaje.
Otro factor que incide en las brechas educativas es el entorno socioeconómico de los niños, crucial en su éxito futuro desde los primeros años de vida. Para Sian Beilock, presidenta de Dartmouth College, estudios revelan que, incluso antes de ingresar al jardín, aspectos como el ingreso familiar, el nivel educativo de los padres y la calidad de la interacción verbal en el hogar son determinantes en el desarrollo cognitivo y académico. Por ejemplo, el número de palabras que un niño escucha en sus primeros años tiene un impacto directo en sus habilidades lingüísticas y su capacidad de aprendizaje.
Sin embargo, hablar de educación sin abordar las condiciones económicas subyacentes es ignorar una parte crucial del problema. En regiones como América Latina, donde la desigualdad económica es persistente, las oportunidades educativas son desiguales. Las brechas entre las zonas urbanas y rurales, entre escuelas públicas y privadas, y entre los sectores más vulnerables y privilegiados, limitan la posibilidad de construir un sistema educativo verdaderamente inclusivo y transformador.
Cerrar las brechas económicas, especialmente en América Latina, donde estas desigualdades económicas persisten y afectan directamente el acceso y calidad de la educación es importante. Aunque se destinen financiación y recursos, la solución no solo radica en dinero, también en cómo estamos estructurando la educación y en los sistemas de apoyo, particularmente en áreas con recursos limitados.
La inteligencia artificial en la educación
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La integración de la Inteligencia Artificial en la educación plantea múltiples desafíos, entre ellos, la necesidad de adaptar los sistemas educativos para que respondan a las demandas de un mundo en constante cambio y redefinan el propósito mismo de la educación.
Uno de los principales retos consiste en lograr un equilibrio entre la enseñanza de habilidades técnicas y la formación de competencias transferibles como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Estas capacidades resultan fundamentales en un mercado laboral en constante evolución, que exige cada vez más perfiles innovadores y multidisciplinarios.
“Como cualquier tecnología disruptiva, la IA presenta muchas oportunidades y riesgos, pero creo que la flexibilidad de la educación será crucial”, afirmó Raquel Bernal, quien agregó que en Colombia (uno de los países más desiguales del mundo), esta flexibilidad es aún más urgente. La desigualdad en la región ha perpetuado conflictos sociales prolongados, “La única solución es la educación”, agregó. Sin embargo, esta educación debe ser accesible y relevante para las necesidades del contexto.
En Colombia, tres millones de jóvenes, equivalentes al 30 % de la población joven, ni estudian ni trabajan. Esta realidad representa un desafío crítico para la viabilidad democrática del país. “Significa que en los próximos 10 años nuestra democracia no será viable porque hay muchas personas jóvenes sin oportunidades y sin un futuro claro”, enfatizó.
Para abordar este reto, Bernal subraya la importancia de que la educación se adapte a las necesidades específicas de cada contexto social y económico, una idea que también analiza en su artículo: El futuro de la educación y las habilidades: cómo preparar a los alumnos para los retos del mañana
Desde las universidades estamos comprometidos con nuestra misión de servir a la comunidad y proteger la democracia. Frente a la IA, se vuelve más importante el humanismo. Las artes, ciencias sociales y humanidades deben ser actores clave en esta revolución.
Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes.