Por: Raynier Buitrago Vera

Una promesa cumplida


Son las 9 de la mañana. La fila frente al colegio Almirante Padilla de la localidad de Usme, en Bogotá, dobla la esquina.  Unas cuarenta personas esperan para ser vacunados 

La Universidad de los Andes, la Fundación Santo Domingo, la Secretaría de Salud de Bogotá, la Secretaría de Cultura, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte de Bogotá, con el apoyo de operadores estratégicos, abren uno de los cuatro puntos de vacunación de la iniciativa del proyecto CoVIDA ´La vacuna es de todos', en el sur de la ciudad.


Entre la gente, Dora, de unos 30 años, y su hijo Cristian, de nueve, están cerca a la puerta. Siempre van juntos a las citas médicas y esta no es la excepción. Decidieron ir al punto de vacunación para cumplir una promesa.


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El día anterior, ella le había prometido a su esposo que irían a vacunarse en pareja, pero cuando salieron de casa, antes de subir al carro, el miedo la abordó y Dora se arrepintió. 


El cargo de conciencia por la promesa incumplida no la dejó tranquila. Entonces se armó de valor para “vencer esos nervios a las agujas”, como ella misma lo dice.

Había vacunas contra el COVID - 19. También había para sarampión, rubeola e influenza, que caen como anillo al dedo para el refuerzo que le falta a Cristian.

Tres salones de la planta baja, junto a la cancha central del colegio, han sido acondicionados para realizar la jornada. El primero, el más pequeño, destinado a los niños como Cristian; el segundo, como sala de espera y el tercero, pegado a los otros dos, para la vacunación contra el COVID-19.
 

Es el turno de Cristian. Abraza fuerte a su madre y en su rostro podría dibujarse una preocupación, tal vez un: ¡No me quiero vacunar!, pero las enfermeras le dan fortaleza y lo convencen: "será algo muy rápido, esto lo hará un niño más fuerte", le dicen. Así recibe las dosis indicadas: una para  la influenza y otra para el sarampión y rubeola.


Entre tanto, en el salón contiguo se van ocupando las sillas plásticas destinadas para los pacientes. Dora entra agarrando la mano de su hijo y se sienta junto a un espejo grande en la pared, que refleja vocales y dibujos pegados en la pared del salón.

Dos equipos, de tres especialistas cada uno, pasan entre las filas de sillas: uno empuja el carrito con las vacunas, otro llena las jeringas y otro las aplica. Dora no tiene mucho tiempo para dudarlo y pensar en sus miedos; cierra los ojos y casi sin darse cuenta recibe el biológico, que por suerte para ella es el de una sola dosis: el Janssen.


Después de casi una hora de espera e incertidumbre, Dora ha dejado atrás el temor que le ha infundado tanta información sobre la vacuna contra el COVID-19. De hecho está tranquila porque le ha cumplido la promesa a su esposo y se siente más segura tras haber sido vacunada. Después del susto, Cristian vuelve a sonreír y muestra orgulloso su carnet: “Yo no sé mucho de vacunas, pero son importantes”.


Conozca más de esta iniciativa y puntos de vacunación AQUÍ
 

Un momento para el recuerdo

Mientras tanto, al otro lado del salón, un par de acompañantes toman fotos. Fernando Abreu registra con su celular el momento en el que su hermano menor, el pequeño Jorge Luís de 13 años, es vacunado.


Los dos son extranjeros y después de varios meses esperando por la vacuna, lo han logrado. Antes había sido imposible porque les exigían el Registro Único de Migrante Venezolano. Afortunadamente para ellos, se enteraron de 'La vacuna es de todos' por intermedio de una tía que tiene a su hijo estudiando en el colegio Almirante Padilla. Fernando, sin pensarlo dos veces, decidió asistir en familia, acompañado de su esposa con sus dos hijas, otro primo y su hermano menor, el fotografiado.


Fernando agradece que hayan puesto este punto de vacunación ya que se encuentra a veinte minutos de su casa. Y no solo piensa en él, también en sus vecinos pues llegar al Almirante Padilla es fácil y el proceso es rápido y organizado. Cuenta que es una bendición poderse vacunar sin tanto papeleo y como suele decirse en su país natal "todo ha estado muy chévere".

 

Se alegra infinitamente que sea viable la vacunación para sus coterráneos y les hace una invitación para que acudan a este punto y aprovechen estas jornadas de vacunación. Fernando, oriundo de Maracaibo, destaca que los colegios son puntos estratégicos para este tipo de iniciativas y esta contento de ver como mucha gente y en especial los venezolanos encuentran una oportunidad  para vacunarse.   



Vacunarse: un plan familiar
 

Pero no todo para allí.

Al otro lado de la ciudad está el Mirador del Paraíso en Ciudad Bolívar. Es el suroccidente y junto a la estación de TransMicable ha quedado instalado otro de los puestos de vacunación implementados por CoVIDA. 
 

La gente está sentada en algunos escaños de ladrilllo: algunos niños juegan mientras la fila avanza, otros comen helado y otros más disfrutan de una hermosa panorámica de Bogotá. Es un lugar en el que vacunarse se convierte en un plan familiar.
 

Sensación que comprueba Nancy, quien con sus hijas Tania y Valery, con su hermano, sus sobrinos y una prima, decidieron esa tarde de viernes cerrar su negocio independiente para ir a vacunarse. Aprovecharon la cercanía, la facilidad de llegar caminando y definitivamente sacar el tiempo para dar ejemplo a otras personas. Estaba completamente segura que todos saldrían de allí vacunados. 
 

Nancy pensaba  que ir al lugar de vacunación, era sacrificar tiempo de trabajo. Esta vez les rindió y, ahora, se siente más tranquila porque sabe que puede atender a sus clientes sin tanto temor y eso le dará más seguridad a su negocio. Su hija Tania de ocho años fue vacunada contra la influenza.


Un mensaje estampado en la camiseta blanca de Valery, de 15 años, las animaba: 'fuerte', se podía leer en su prenda. Sin quererlo ni haberlo planeado, la adolescente de 15 años llevaba en su pecho el sentimiento de las personas, que como ella, asisten a las jornadas de vacunación.


Más información en: uniandes.edu.co/es/noticias/salud-y-medicina/vacunacion-gratuita-en-tres-localidades-de-bogota



En imágenes: Así se viven las jornadas de vacunación CoVIDA / Fotos: Felipe Cazares

Mamá con sus dos hijas mostrando el carné de vacunación

Trabajadora de la salud vacunando a un hombre

Trabajadora de la salud con una nevera de icopor

Trabajadora de la salud vacunando a un joven

Jornada de vacunación en un barrio de Bogotá

Brigadista organizando la jornada

Manos mostrando un frasco con vacuna a una persona

Mamá con sus dos hijas mostrando el carné de vacunación
Trabajadora de la salud vacunando a un hombre
Trabajadora de la salud con una nevera de icopor
Trabajadora de la salud vacunando a un joven
Jornada de vacunación en un barrio de Bogotá
Brigadista organizando la jornada
Manos mostrando un frasco con vacuna a una persona