29/11/2021

Decidir cambiar el rumbo te lleva al camino correcto

María Angélica Saavedra Hernández es egresada de Diseño de la Universidad de los Andes.
María Angélica Saavedra Hernández es egresada de Diseño de la Universidad de los Andes.
Copenhague, mis planes no salieron como lo deseaba.
Copenhague, mis planes no salieron como lo deseaba.
Preparándonos para un cambio.
Preparándonos para un cambio.
Rumbo a nuestro destino.
Rumbo a nuestro destino.
 Düsseldorf Alemania, nuestro nuevo hogar.
 Düsseldorf Alemania, nuestro nuevo hogar.
Düsseldorf, nuevas oportunidades.
Düsseldorf, nuevas oportunidades.
María Angélica Saavedra Hernández es egresada de Diseño de la Universidad de los Andes.
Copenhague, mis planes no salieron como lo deseaba.
Preparándonos para un cambio.
Rumbo a nuestro destino.
 Düsseldorf Alemania, nuestro nuevo hogar.
Düsseldorf, nuevas oportunidades.
“A veces las cosas se ven tan, tan mal que pareciera que nada tiene solución. Pero todo tiene un propósito. Aprendí que cada suceso de tu vida es para que te animes a cambiar de dirección y normalmente la crisis te direcciona al camino correcto”, afirma María Angélica luego de atravesar varios momentos difíciles en lo personal y profesional en este tiempo de pandemia.

María Angélica se graduó de la Universidad de los Andes en 2014. Convencida de que su profesión tenía futuro fuera del país emprendió un viaje para abrir su camino como diseñadora de experiencias web y hacer su maestría.

Su primer destino fue Dinamarca, lugar que se convirtió en su casa por los siguientes 6 años.  Conseguir trabajo y mantenerlo fueron los retos constantes en esa nueva vida de María Angélica. No fue un tiempo fácil, las diferencias culturales, las limitaciones por el idioma y las condiciones de su visa le agregaban un nivel de dificultad mayor que se intensificó en la pandemia, cuando fue despedida del trabajo.



“Sentí que ahí todo se desplomó. El día de mi despido fue horrible. Firmé una carta escrita en danés que no entendí bien pero que les facilitó sacarme de la compañía. Pasé un tiempo muy mal. Dejé de dormir. No veía a mi familia en un año largo y comencé a tener síntomas muy fuertes de estrés. Taquicardia y ataques de pánico”, así recuerda hoy María Angélica ese tiempo en donde no veía una salida. En 2019 fue diagnósticada con estrés, tuvo que dejar de trabajar y concentrarse en estar en paz con ella misma.

En el momento más bajo de la crisis personal y mundial fue cuando María Angélica se enfrentó a tomar desiciones. Cambios que determinarían su futuro pero antes trabajó en encontrar la manera de transitar ese tiempo para lograr transformar la crisis en oportunidad. “Con mi novio comenzamos a hacer una oración todos los días, cada mañana y nos enfocamos en dar gracias. Porque estabamos juntos, porque teníamos comida, porque nuestra familia tenía salud. Agradecer por lo que uno cree que es mínimo me abrió el panaroma para preguntarme ¿Y qué es lo peor que me puede pasar?”, recuerda María Angélica. 

Encontrar que la repuesta a esa pregunta era comenzar de cero y además, conseguir vivir desde la gratitud fue lo que empezó a enderezar el mundo de María Angélica. Llegó el momento de tomar la decisión: arrancar de cero. Eso implicó tomar sus cosas y subirse a un camión junto a su novio para recorrer 12 horas de camino que los llevaría a Alemania, país de origen de su pareja. 

El trayecto en carretera hoy fue el recorrido final para esa crisis que María Angélica dejó atrás. Con tomar la decisión de cambiar de dirección, encontró el camino correcto. “Hoy estoy en una empresa maravillosa, que se preocupa por cada uno de nosotros y es consciente de que como humanidad atravesamos una crisis. Me ayudaron desde el primer día con todos los procesos de mi visa y tengo tiempo para compartir con mi novio y su familia a la que estamos más cerca.” 
María Angélica conserva su habito de agradecer. Y cómo no hacerlo si hoy disfruta de una familia cerca, de un trabajo estable con el que puede apoyar económicamente a sus padres aquí en Colombia y una red de amigos y apoyo en Europa”.

“Todo está conectado. Vives para pensar en las personas y en ti mismo con más compasión. Contar con el consejo y los brazos de un amigo y de la familia es un privilegio. Todas las personas que te rodean te pueden hacer sentir amado y valioso y, al final, es eso lo que te levantará siempre”, afirma María Angélica.

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