Reconstruir memoria a través de historias
Ana María Rincón recibe la distinción a la Responsabilidad Social Universitaria 2023. Relatos elaborados desde la tradición oral en el territorio de Soacha.A Ana María, desde los cinco años, la curiosidad y su mente exploradora le llenaban la imaginación. Vivía en el barrio San Mateo de Soacha, un barrio saliendo por el sur de Bogotá, en donde es común el resonar de balonazos de partidos de microfútbol en la calle, que iban desde el amanecer hasta la madrugada al lado de su casa. El asombro de Ana María se nutría, en medio de ese bullicio, en las reuniones con anécdotas familiares y chismes de vecinos, convirtiendo cada día de su vida en un tesoro literario. Por esos días se empezó a gestar su vocación.
Hoy, a sus 22 años, la escritura es su arte, su forma de contar cuentos.
Entre nervios, aplausos y un abrazo de la Rectora Raquel Bernal; Ana María Rincón Rojas selló un momento que, sin duda, jamás olvidará: de los más de mil graduandos, la literata con opción en Estudios Teatrales y énfasis en Artes Escénicas, fue honrada con la distinción a la Responsabilidad Social Universitaria, en reconocimiento al desarrollo de experiencias de transformación social con comunidades a través del arte y la literatura, articulando los componentes de su formación personal y profesional académica, por medio de historias y anécdotas contadas desde la memoria de su gente.
Contar sucesos, perpetuarlos, creo que esa es la magia bonita de la literatura, de los cuentos, de la historia, de la tradición oral. Todo eso ayuda a construir memoria, porque si uno no cuenta las historias, se pierden. Ana María Rincón Rojas
Daniel Álvarez
Su proyecto: ‘La tradición oral en el territorio suachuno: reconstrucción de memoria histórica y búsqueda de políticas de la memoria’
A través de este trabajo, la nueva egresada de la Facultad de Artes y Humanidades, ha recopilado las vivencias de la comunidad de San Mateo, buscando llevar el mensaje de 'prohibido olvidar todas las historias que le han dado vida al territorio'.
Cada historia dejaba una huella profunda en ella. Con cuentos y poemas se aventuraron a darle forma a cada relato. Tras una exhaustiva investigación y recopilación de historias, surgieron una serie de cuentos que actuaron como guardianes de las memorias de "Xuacha", un tributo a la memoria indígena del territorio.
Este proyecto demostró su compromiso en preservar estas vivencias y atrajo la atención de la Universidad, que finalmente reconoció el esfuerzo con la distinción otorgada por la Rectora y el Consejo Académico, pues hallaron en su labor una visión integral.
Para contar la historia, para contar un cuento uno solo necesita haber vivido y recordar un poquito, haber tenido una experiencia.
Un espacio para todos
Junto con la Gobernación de Cundinamarca, Ana María organiza en espacios del municipio como colegios, parques, plazoletas o teatros, talleres en los que participan los ciudadanos, comparten sus historias por medio de la escritura, la poesía o la cuentería. Pequeños entre los 3 y 10 años, adolescentes, incluso, adultos mayores, hombres y mujeres, todos con algo que contar.
Soacha ha sido un municipio violentado, según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), de las 6402 víctimas de falsos positivos a nivel nacional, en el municipio hay registro de 19 víctimas de este flagelo. Soacha no es el equivalente a un puñado de delitos, ha sido victimizado, y pese a esto, es un territorio que se está contando a sí mismo a través del arte.
En este contexto, es común que las historias de tristeza emerjan. Por esta razón, los espacios de trabajo de la literata se han convertido en el lugar de catarsis, donde los asistentes pueden liberar un poco del dolor que han guardado por tanto tiempo. Entre los presentes, se unen integrantes de colectivos sociales, como Las Madres los Falsos Positivos de Soacha (MAFAPO), y otros grupos dedicados a tejer los cambios sociales que la comunidad lleva tantos años pidiendo.
“Debemos romper las barreras de lo académico y lo intelectual. Involucrar a todas las áreas, no solo desde la tecnología y las ciencias, también las artes, la filosofía, la literatura, todas ellas se pueden juntar y pueden armar sociedad, con el fin no de recibir, sino de aportar”, concluye.
Aunque Ana María mantiene esa alegría y curiosidad que tenía de niña, habla con propiedad de su territorio, de su comunidad. Y está convencida que desde la literatura contribuye de manera significativa al cambio de este entorno, demostrando que las palabras tienen poder y que es posible reconstruir memoria a través de historias.