04/05/2011

Aulas en paz en México

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Aulas de Paz en México

Luego de los resultados que tuvo Aulas en Paz en Bogotá y en 27 instituciones educativas de departamentos con altos niveles de violencia y conflicto armado en el país (Cesar, Magdalena, Chocó, Antioquia y Norte de Santander), Convivencia Productiva y la Universidad de los Andes establecieron una alianza con la organización Vía Educación de Monterrey (México), para la implementación del programa en seis instituciones de esa región.

La comunicadora colombiana Rosalía Castro se ha hecho cargo del programa en Monterrey, desde que inició en 2006. “Cada vez hay más reconocimiento. Se siente que somos de vanguardia en temas de competencias ciudadanas y educación. Es enorgullecedor”, asegura.

Desde que la Secretaría de Educación de México mostró su interés a Enrique Chaux por su propuesta y sus resultados, todo siguió marchando. Ganaron una beca de la Organización de Estados Americanos –OEA– y luego se dio un intercambio de conocimientos.

Rosalía y dos mexicanos fueron a Valledupar y a Pueblo Bello y tres personas de Aulas en Paz visitaron Monterrey.

“Entendimos que no estaba construido al azar sino con años de trabajo. Cada cosa probada, cada detalle”, valora Rosalía Castro. Manuela Jiménez les dio soporte para montar capacitaciones y Melissa Castellanos ayudó a estructurar las evaluaciones –lo hacen todo con los mismos patrones de Los Andes para evaluar con iguales parámetros al final–. Chaux dio conferencias a papás y maestros. Aulas en Paz en México intervino en escuelas públicas de bajos recursos de Monterrey: San Pedro, donde los padres de los estudiantes dedican todo su tiempo al trabajo; Santa Catalina, que se fundó después de un huracán, por lo que hay conflictos y desarraigo; Escobedo, donde está la escuela más marginal y San Nicolás.

Antes de comenzar capacitaron a 24 maestros el primer año y en el siguiente otros 24. Como en los casos que los precedieron, contaron con grupos de control para evaluar, contrastando la experiencia de los participantes de Aulas en paz con la de quienes no recibieron el programa. Una de las preguntas iniciales de investigación era qué pasaría en un contexto más pacífico que en Colombia, explica la comunicadora. Pero tuvieron en Monterrey un cambio vertiginoso el último año: asesinatos de alcaldes y diputados e incluso muertes alrededor de la escuela que los llevaron a entrenarse por si había balaceras.

“Para mí la experiencia ha sido como un regalo –reconoce–. En momentos difíciles aquí, era gratificante estar haciendo algo concreto, claro”. Cada vez que da una conferencia sobre bullying –afirma– descubre cómo está construido Aulas en Paz, se da cuenta de cómo fue planeado: “No hay nada fuera de lugar. Me siento como parte de una estructura muy importante”. La esperanza que tienen es que el gobierno mexicano se interese. Los niños en los colegios también reciben el programa con emoción porque practican sus competencias y habilidades ciudadanas. Teatro, juego de roles y cuentos están incluidos.

De igual forma, los maestros se sienten contentos de pertenecer a algo que va más allá de México, quisieran tener conferencias y cada vez más formas de intercambiar experiencias, aunque siempre hay contacto permanente con el equipo de Colombia.

Como limitante, no tienen suficientes recursos. Para eso Vía educación, la ONG donde ella trabaja, mantiene la búsqueda de financiación. Por ahora cuentan con el apoyo de dos empresas privadas, de la OEA y del Instituto de Desarrollo Social de Nuevo León.

El testimonio más representativo de lo que ha sido Aulas en Paz en México es el de tres maestras que se podían jubilar, pero quisieron no hacerlo para seguir el programa. “Llevaban mucho tiempo buscando algo para solucionar conflictos y encontraron en esto el motivo para seguir trabajando”, concluye Rosalía.

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