10/06/2020

Cuando Nueva York, la ciudad que nunca duerme, se detuvo casi por completo

Daniel Téllez posa frente a uno de los leones a la entrada de la Biblioteca Pública de Nueva York.
La esposa de Daniel Téllez, frente a la Biblioteca Pública de Nueva York durante la crisis causada por la pandemia del Covid-19.
Daniel Téllez y su esposa tuvieron que mantenerse confinados durante el pico de la pandemia del Covid-19 en Nueva York.
Daniel Téllez posa frente a uno de los leones a la entrada de la Biblioteca Pública de Nueva York.
La esposa de Daniel Téllez, frente a la Biblioteca Pública de Nueva York durante la crisis causada por la pandemia del Covid-19.
Daniel Téllez y su esposa tuvieron que mantenerse confinados durante el pico de la pandemia del Covid-19 en Nueva York.

Estas son las historias de egresados uniandinos que comparten cómo enfrentan está nueva vida desde el lugar del mundo en el que viven. Si quieres compartirnos tu historia y reflexión sobre este tiempo, escríbenos a: egresados@uniandes.edu.co

Daniel Téllez se graduó como economista en el 2.003. Hoy su vida transcurre en Nueva York junto a su esposa, donde afrontan la crisis del Covid-19.

¿Quién se hubiera imaginado ver las calles de Nueva York vacías por meses y todos sus establecimientos cerrados? Nunca esperé ver a una ciudad tan vibrante y llena de energía parar de manera intempestiva y por tanto tiempo.

Salir a trabajar, estudiar, caminar, hacer deporte, entre otras actividades cotidianas; fue, de repente, imposible. A ese cambio radical se sumaron las estadísticas alarmantes que situaban a Nueva York como el epicentro mundial del COVID-19. El panorama era desalentador y tuvimos que llevar al extremo nuestra cautela y prepararnos.

Mi esposa y yo hemos sido muy afortunados al estar completamente sanos, al igual que nuestras familias y amigos. Hemos sido muy cuidadosos en lo que respecta a la desinfección de todo lo que entre a nuestro apartamento y al mantener el aislamiento preventivo al máximo. Para mantener el positivismo y minimizar el estrés, filtramos lo que leemos y vemos en televisión para mantenernos informados pero no llegar al aturdimiento que provocan tantas noticias negativas. Y, para sobrellevar el encierro, dispusimos tiempo diario para hacer ejercicio, desarrollar actividades creativas, y comunicarnos a través de video llamadas con familiares y amigos.

Voltear la mirada para analizar los últimos meses nos permite concluir que esta, lejos de ser una situación ideal porque en realidad nos llena de incertidumbre, ha sido un tiempo no tan difícil para nosotros como sí lo ha sido para otros. Nos sentimos afortunados y hemos hecho nuestro mejor esfuerzo por ayudar, de distintas maneras, a los más vulnerables.

Este tiempo nos ha servido para reflexionar sobre cómo a veces damos por hecho privilegios como la salud y la libertad de movimiento; cuando son, en realidad, lujos que debemos aprovechar al máximo. Este ha sido un espacio de la vida que nos permitió parar un poco y dar gracias por lo más importante en nuestra vida, que en nuestro caso personal, es Dios, nuestra familia, amigos, nuestra vida y nuestra salud.

En Nueva York la situación ha mejorado un poco y nosotros nos hemos permitido salir a caminar un par de veces. Recuerdo que al pasar por la biblioteca ubicada en la Quinta Avenida con 42, recordé que el alcalde Fiorello La Guardia rebautizó a los dos leones de la entrada con los nombres de Paciencia y Fortaleza, lo hizo como símbolos a las virtudes que los neoyorquinos necesitaban para enfrentar la Gran Depresión del 1929. Sin lugar a dudas de esta nueva crisis vamos a salir adelante; con paciencia y fortaleza podremos volver a ser lo que éramos, incluso, llegaremos a ser mejores: como personas y como sociedad.

Daniel Hernándo Téllez Delgado
Economista Uniandino, promoción 2003

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