Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, 2023 fue el año más caluroso registrado hasta la fecha. "Estamos frente a una crisis climática. Podemos ver que nuestra Tierra está cambiando", afirmó Bill Nelson, administrador de la NASA, en el informe "NASA Analysis Confirms 2023 as Warmest Year on Record".

Y, entonces: ¿seguimos con el parasol o ya podemos sacar el paraguas?

Esta es la pregunta que se hace la gente en Bogotá. Sus habitantes anhelan la llegada de las lluvias que ayudarán a recuperar los embalses y terminar con el racionamiento de agua decretado por la Alcaldía de Bogotá desde hace más de 4 meses producto de la sequía. 

Las olas de calor de 2023 continuaron en 2024 y todo tiene una explicación. 

El océano Pacífico ecuatorial juega un papel fundamental en el sistema climático global. Cuando el Pacífico se enfría o se calienta, el clima del planeta también cambia. Esto está relacionado con el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), una interacción entre la atmósfera y los océanos que provoca ciclos climáticos opuestos: El Niño, cuando la superficie del mar se calienta, y La Niña, cuando las temperaturas del Pacífico disminuyen.

2024 ha sido particular, “Este año tenemos las dos cosas: un calentamiento por cambio climático y un ligero enfriamiento en el Pacífico”, explica Catalina González, del Departamento de Ciencias Biológicas. Sin embargo, debido al calentamiento histórico que experimentamos, las bajas temperaturas y las lluvias esperadas de La Niña se han restrasado. 

"Estamos observando una 'bandita' fría que está luchando contra ese 'motor' caliente que ocurre a nivel planetario”, complementa la experta en bosques y conservación ambiental. 

“Cada vez enfrentamos más dificultades para prever la formación de fenómenos climáticos. Aunque existe una interacción entre factores, en los últimos 40 años la intensidad de estos fenómenos ha aumentado debido al cambio climático”: Catalina González. 
 

El Niño se la puso difícil a La Niña  

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el planeta ha estado en condiciones neutras entre mayo y agosto de este año, es decir, no hubo ninguno de los dos fenómenos. Sin embargo, la crisis climática ocasionada por las emisiones de combustibles fósiles, gases de efecto invernadero, e impactos naturales como erupciones volcánicas que afectan la estratosfera, siguen alterando el clima y las condiciones naturales.

Informes de la BBC señalan que el mundo es aproximadamente 1,2 ºC más cálido que en el siglo XIX, y como resultado de los cambios meterologicos y ambientales, las regiones humedas podrían experimentar sequías, mientras que las zonas secas, un aumento de presipitaciones, como sucede en el desierto del Sahara con lluvias inusualmente altas.

La demora de La Niña tambien se debe a estos factores. Catalina Gonzalez aclara que "2023 fue el año más caliente del registro, es decir que le pone las condiciones más difíciles a La Niña. Entonces, típicamente La Niña se instaura a mitad de año y este año está demorado, justamente como impacto del calentamiento global". Además, aunque el fenomeno de lluvia llegue, no compensará el calentamiento que se siente actualmente. 

Celeste Saulo, vicepresidenta de la Organización Mundial Metereológica, señaló en un boletín el 11 de septiembre que "aunque se desarrolle un episodio de La Niña con su efecto de enfriamiento a corto plazo, no revertirá la tendencia a largo plazo del aumento de las temperaturas globales, impulsada por las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera".  
 

¿Sacamos el paraguas este 2024? 

A pesar de que la OMM estima un 60 % de probabilidad de que La Niña se presente entre finales de este año y principios de 2025, expertos advierten que sus lluvias serán débiles. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), en la Orinoquía y el Amazonas se prevé que las precipitaciones serán menos intensas, mientras que en la región Andina de Colombia podría producirse una recuperación de los embalses. Esto se debe a que La Niña impacta de manera desigual en diferentes regiones, sin garantizar lluvias intensas en todas las áreas afectadas.

Por otro lado, la ciudad espera las lluvias típicas de septiembre y octubre, aunque el IDEAM anticipa que tampoco serán tan fuertes, con precipitaciones que varían entre lo normal y por debajo de lo normal.
 

Catalina González hace énfasis en lo difícil de predecir la llegada de fenómenos climáticos, porque en sus palabras “así es la naturaleza". En cambio, hace un llamado a revisar constantemente los informes de la Organización Meteorológica Mundial y tomar decisiones basadas en ellos. Por ahora, según sus recomendaciones, debemos seguir ahorrando agua. 

 

 

 

Escrito por:

María Paula Vargas Rodríguez

Practicante comunicaciones