Un dato: los océanos cubren el 70,8 % de la superficie de la Tierra. Y otro más: aproximadamente solo el 20 % ha sido explorado. Lo que falta por saber de ellos es mucho. 

Lo que bien se conoce son los servicios que prestan, como la producción de oxígeno, energía renovable y no renovable. Además, son vías de transporte, fuente de alimento, turismo, entre otros servicios ecosistémicos. 

De niño, al biólogo Juan Armando Sánchez, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, su madre le mostró un pequeño abanico de mar de la isla de San Andrés. Este espécimen, que además lo sorprendió por ser un animal, encendió su curiosidad sobre las maravillas ocultas del océano y la naturaleza. 

Sánchez fue comisionado de la Misión Internacional de Sabios por la Educación, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación convocada por el gobierno en 2019 y es autor del libro Por qué dependemos de la biodiversidad: la oportunidad que no podemos dejar pasar, un texto de caracter divulgativo. 

Respecto a la exploración de los océanos, comenta en su libro, que le gusta la astrofísica, pero esperaría que el interés por la exploración de otras galaxias se diera también en la exploración de los mares. 

Colombia está dividida en 56 % de territorio continental  y 44 % de mar  – Informe de la Misión Internacional de Sabios 2019



Al hablar de la situación actual de la biodiversidad marina en Colombia es optimista, pero cauto. "Estamos muy bien en los porcentajes de las metas del Convenio de Diversidad Biológica", afirma, destacando los esfuerzos recientes en el Pacífico para crear un corredor de conservación internacional. Sin embargo, subraya la necesidad urgente de actuar más decididamente. "Colombia todavía tiene muchas ratificaciones pendientes, como el Protocolo de Nagoya, que tiene que pasar por el Congreso de la República." 


  

La alta mar y sus desafíos 


Los océanos, vastos y misteriosos, albergan una biodiversidad esencial para el equilibrio del planeta. Apenas se ha reportado el 9 % de las especies marinas y estas no dejan de sorprender, hay criaturas bioluminiscentes o tiburones con 500 años, como el de Groenlandia. 

Sin embargo, las áreas donde habitan estos organismos tienen amenazas que, en ocasiones, pasan desapercibidas en las grandes convenciones ambientales como la COP16, que se llevará a cabo en Colombia. 

BEIJING, julio 10, 2024 (Xinhua). Vehículo minero pesado de gran calado «Pioneer II» sometiéndose a una prueba en el mar.


Por ejemplo, la alta mar, las zonas fuera de las jurisdicciones nacionales, es "tierra de nadie". Estas son vulnerables a la sobreexplotación pesquera y la minería del lecho marino. Apenas se ha cartografiado el 20 % del fondo del mar, así que podrían perderse recursos inexplorados. 

Los acuerdos internacionales para regular estas actividades existen, pero su implementación requiere la cooperación de múltiples países, lo cual no siempre es sencillo. La explotación del lecho marino, en busca de minerales como el níquel, litio, cobalto y otros metales pesados, plantea una paradoja preocupante. La transición a energías limpias, que debería ayudar al medio ambiente, depende en gran medida de estos recursos, generando un impacto negativo en los océanos. 

El 23% de las emisiones de dióxido de carbono del ser humano es absorbido por el océano cada año – Unesco 



Sánchez subraya que eliminar los subsidios a la pesca podría ser una solución efectiva para reducir la sobreexplotación. “Los subsidios son un incentivo perverso. Obviamente, si un barco atraviesa todo el Pacífico para venir a pescar acá, es porque alguien le está subsidiando el combustible”, comenta.  

Las formas de pesca extractivistas, como las del arrastre, que con redes recolectan especies sin discriminación, están contribuyendo a la degradación del lecho marino, afectando la biodiversidad oceánica. Allí también existe una paradoja, porque hay una alta demanda de alimentos tanto para humanos y animales.  

  
 

El estado de los corales 


El cambio climático y la contaminación están llevando a los corales a un alto estrés. Sánchez señala que la simbiosis entre las microalgas y los corales es sensible a las variaciones de temperatura. “Un pequeño aumento en la temperatura puede dañar esta relación simbiótica, causando el blanqueamiento coralino y eventualmente la muerte del coral”, advierte. 

La contaminación del agua por nitrógeno y fósforo de las ciudades fertiliza el agua oceánica, favoreciendo el crecimiento de algas competidoras que afectan a los corales. “Podemos tener técnicas para recuperar los corales, pero si el agua está contaminada, el ecosistema no se recuperará”. 

La UNESCO lidera el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, de 2021 a 2030.


Aunque los organismos pueden buscar una adaptación, la velocidad a la que se está presentando el cambio en el ambiente y los diferentes frentes que van cambiando hace difícil la recuperación. Es un motivo para sumar esfuerzos en su protección. 

 

El papel de la sociedad y la investigación 


Involucrar a la sociedad en la protección de los océanos es crucial. La reducción de la producción de plásticos y el tratamiento adecuado de aguas residuales son pasos esenciales. 

La investigación sobre los océanos es costosa y requiere tecnologías avanzadas. En Colombia, la burocracia y la falta de coordinación con fundaciones internacionales limitan el avance en la exploración y el estudio de los mares profundos. “La exploración del mar profundo es comparable en costo a la exploración espacial. Necesitamos colaboración internacional para avanzar”, concluye Sánchez. 

Proteger la biodiversidad de los océanos requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, instituciones y la sociedad. Desde eliminar subsidios perjudiciales hasta incentivar la investigación y el tratamiento de aguas. Cada acción cuenta. Los océanos, que cubren la mayor parte de nuestro planeta, son esenciales para el equilibrio climático y la vida en la Tierra. 
 

Escrito por:

Mauricio Laguna Cardozo

Periodista