07/04/2017

Contra la leishmaniasis y la enfermedad de chagas

Trypanosoma cruzi, vector de la enfermedad de chagas

Articular esfuerzos para generar nuevas estrategias de prevención y control de la leishmaniasis y la enfermedad de chagas en Colombia fue el principal objetivo de la Segunda Reunión Colombiana sobre estas enfermedades. El encuentro, organizado por el Centro de Investigaciones en Parasitología Tropical de la Universidad de los Andes (CIMPAT) y el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (PECET) de la Universidad de Antioquia, reunió a representantes de la academia, las autoridades de salud y la industria.

Para el profesor Felipe Guhl, director del CIMPAT de la Universidad de los Andes, la articulación de los diferentes actores es clave para mitigar la carga de estas dos enfermedades en el país y contribuir con la definición de lineamientos para su diagnóstico y tratamiento hacia el futuro. Por ello se convocó a todos los centros de investigación con énfasis en chagas y leishmaniasis a representantes del Ministerio de Salud y del Instituto Nacional de Salud.

La Segunda Reunión Colombiana en Leishmaniasis y Enfermedad de Chagas realizada en Bogotá buscó también generar foros de discusión y aprendizaje sobre esas enfermedades en Colombia, al igual que compartir los más recientes avances en las investigaciones desarrolladas. Además de una nutrida agenda de conferencias especializadas, durante los tres días del encuentro se compartieron cerca de 50 trabajos de investigación a través de la modalidad de carteles o de presentaciones orales.

Ong’s internacionales también entendieron el llamado del encuentro, quienes vienen colaborando activamente para mitigar estas enfermedades en Latinoamérica. La Fundación Mundo Sano de Argentina, por ejemplo, ha realizado donaciones de medicamentos para mujeres embarazadas que estén detectadas con la enfermedad chagas, pues esta dolencia puede ser también transmitida de manera congénita. La ong DNDi (Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas) también viene aunando esfuerzos para realizar el desarrollo de nuevos medicamentos mucho más eficaces que traten estas enfermedades. “Este es un cuello de botella, pues los medicamentos que tenemos para la enfermedad de chagas llevan más de 65 años en el mercado, no se han producido nuevas moléculas y los actuales medicamentos tienen efectos adversos complicados”, advierte el director del CIMPAT de la Universidad de los Andes.

Enfermedades que preocupan

La enfermedad de chagas, transmitida por la picadura de un insecto popularmente conocido como pito, preocupa por su alta mortalidad en Colombia, una vez se desarrolla la patología. Es considerada como una enfermedad crónica, silenciosa y tardía. Pueden pasar incluso más de 10 años para que la persona presente síntomas.

“Se estima que en el país hay alrededor de 600 mil personas, infectadas con el parasito. De ese universo, solo el 30 % desarrollará la patología, la dificultad está en que actualmente no es posible determinar quiénes serán los que lo harán, por lo que se hace necesario tratar a todos los infectados para evitar el desarrollo de la enfermedad”, explica el investigador Felipe Guhl. Por eso, diferentes centros de investigación trabajan en la búsqueda de biomarcadores que permitan identificar a las personas que desarrollarán la enfermedad.

En la leishmaniais, aunque no hay mortalidad como tal, se manifiesta a través de llagas en todo el cuerpo, lo cual la convierte en una enfermedad muy debilitante socialmente generando desfiguración e incapacidad. Según la más reciente publicación sobre leishmaniais del Ministerio de Salud y el Hospital Universitario Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta, la enfermedad produce más de diez mil casos nuevos anuales en Colombia y unos dos millones en el mundo. Su tratamiento es prolongado, costoso y con fármacos tóxicos.

Estas dos enfermedades tropicales has sido reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como ‘desatendidas’, es decir, que no han recibido suficiente atención por parte de los gobiernos e instituciones sanitarias y se ven postergadas en las prioridades de la salud pública. Suelen afectar más en zonas rurales remotas o barrios suburbanos marginales y en climas calurosos y húmedos.

Lo que viene

A finales de julio de 2017, Bogotá será sede de la Coalición Mundial para la Enfermedad de Chagas, liderada por la DNDi. Los avances presentados durante la Segunda Reunión Colombiana Leishmaniasis y Enfermedad de Chagas serán llevados a la mesa de esta Coalición buscando articular esfuerzos y trabajar en la construcción de una plataforma para el seguimiento de los pacientes en zonas endémicas. De acuerdo con el profesor Guhl, el propósito de esta iniciativa es poder brindar una atención integral al paciente, donde haya un adecuado tratamiento y formación idónea de personal para realizar el seguimiento a los casos. Se espera iniciar con un programa piloto en Casanare, y que luego sea apropiado en otras áreas del país.

La Coalición reunirá a representantes de grupos de investigación, de Ong’s y de la industria de 20 países de la Latinoamérica buscando contribuir al acceso, diagnóstico y tratamiento de los pacientes de esta enfermedad ‘olvidada’.

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