29/08/2016

Patente a coctel de virus que controlaría salmonella en aves

imagen en blanco y negro de bacteriófagos, virus que atacan bacterias de forma selectiva

Bacteriófagos o fagos (virus que atacan únicamente bacterias)

Investigadores colombianos desarrollan producto contra la salmonella
imagen en blanco y negro de bacteriófagos, virus que atacan bacterias de forma selectiva

La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) otorgó patente de invención a un coctel de bacteriófagos o fagos (virus que atacan únicamente bacterias) capaces de controlar la bacteria salmonella presente en el intestino de las aves –que al pasar a humanos causa gastroenteritis-, desarrollado por las investigadoras Ana Paula Jiménez, Ángela Holguín y Martha Vives, de la Universidad de los Andes.

Es una fórmula de virus activos contra las bacterias predominantes en la producción avícola de pollo de engorde, denominada Salmofree, que podría reemplazar el uso de antibióticos en el alimento de los animales.   

La investigación inició como parte de la tesis de maestría de la investigadora Ana Paula Jiménez y posteriores ensayos en aves realizados en colaboración con la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria –Corpoica-, con financiación de Colciencias. Esta preparación contiene fagos que controlan Salmonella Enteritidis, Typhimurium y Parathypi B. Salmofree se encuentra como prototipo de laboratorio, en espera de ampliar su uso en la industria avícola.

“Ya se realizaron pruebas con aves, adicionándolo al agua que estas beben. Nuestros datos preliminares muestran que son inocuos para los animales y favorecen su crecimiento”, afirma la microbióloga Martha Vives, investigadora líder del grupo de trabajo. Ahora, los investigadores están trabajando en el hallazgo de fagos contra Salmonella Gallinarum, que afecta el bazo y el hígado (donde se produce la yema del huevo) de las aves.

En 2010, investigadores de Corpoica reportaron la prevalencia de la bacteria salmonella en el 41 por ciento de las granjas de producción de pollo y en el 26 por ciento de la carne del animal que se comercializa en puntos de venta. Según datos de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi), en 2015 se consumieron 30,2 kilos de carne de pollo por persona al año.

Este desarrollo es importante teniendo en cuenta la creciente resistencia bacteriana a los antibióticos, que no solo es consecuencia del uso desmedido de los mismos para tratar infecciones de diversa índole sino, en parte, por su presencia en los alimentos de consumo humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado la atención sobre la necesidad de que los antibióticos administrados a los animales destinados a la producción de alimentos solo se utilicen para tratar enfermedades y no para favorecer su crecimiento, como ocurren en algunas granjas a nivel mundial.

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