Un café abre la conversación
La apertura de una nueva tienda en Los Andes generó controversia y reflexiones sobre la Universidad como escenario para el debate y la libre expresión. ¿Qué dice la Rectora? “¡Compra local! No apoyes la$ multinacionale$!”, se leía en uno de los carteles pintados a mano que sostenían los estudiantes, en el plantón frente a la nueva tienda, en la plazoleta Alberto Lleras Camargo de la Universidad.
Hubo voces tan diversas como el sabor del café: amargas, suaves, ácidas y dulzonas. Unas frías y otras calientes.
La inconformidad comenzó días antes de la inauguración con grafitis en la ‘polisombra’ que anunciaban la llegada. “Palestina libre”, escribieron algunos jóvenes.
El 7 de noviembre, con la apertura de la tienda, se intensificó el debate entre estudiantes, profesores y la comunidad sobre la presencia de la marca internacional y su impacto político y social.
Mientras algunos expresaban su desacuerdo, otros veían la llegada de la cadena de café como un nuevo espacio de encuentro… esta vez, de ideas y opiniones diversas.
En medio del plantón, un estudiante de arquitectura elevó su voz: “Como descendiente de los libaneses, que supuestamente nos están matando, doy gracias a Israel por acabar con Hezbolá, un grupo que tiene con temor a mis parientes en el Líbano”.
Raquel Bernal, rectora de la Universidad de los Andes, comentó: “Nos recuerda la importancia de la misión de las universidades de ser espacios para el diálogo respetuoso, especialmente con aquellos con quienes no compartimos puntos de vista. La universidad debe ser un lugar donde la diversidad enriquece la conversación y donde todos podemos aprender a escuchar y valorar otras perspectivas. Solo a través de la apertura al cuestionamiento y al desacuerdo constructivo podemos lograr consensos reales y significativos. Este es un pilar fundamental de la educación superior en el sentido de servir como laboratorios de la democracia”.
La controversia crecía como espuma. En medios de comunicación y redes sociales se exploraban otros matices de la discusión: el contexto internacional, el mercado y el activismo.
En la revista Semana se publicó una columna titulada El florero de Starbucks, escrita por Marc Willy Eichmann, profesor de la Facultad de Administración de Uniandes. Resaltó que en otras universidades latinoamericanas existen tiendas de esta misma marca y que en el caso de Los Andes “no se trata de algo nuevo, ya que en la universidad funcionan establecimientos similares… una oferta variada y un servicio apreciado por el cuerpo docente y estudiantil”.
El vicerrector Administrativo y Financiero, Mauricio Olivera, respondió que la llegada de este café “hace parte de la estrategia de diversificación de ingresos que busca sostener el bienestar financiero de la institución, algo que va más allá de un objetivo comercial. Si obtenemos más recursos, los ingresos de la Universidad no dependerán exclusivamente de la matrícula, lo que puede reducir los costos para los estudiantes y evitar presión sobre inversiones, salarios y recurso humano de la Universidad, garantizando la excelente calidad que tenemos y queremos mantener. Con la diversificación, además, podremos ofrecer más becas y apoyos, fortaleciendo el potencial de transformación social en las aulas y reafirmando nuestro compromiso con la sociedad”.
Recalcó: “Somos abiertos a las críticas, a escuchar y conversar, pero quiero transmitirles que vamos más allá de un objetivo comercial. También somos conscientes de que el campus es de todos y queremos hacer el mejor uso posible pensando en el bienestar de la comunidad. Sabemos que en una comunidad tan diversa como la nuestra existen distintas necesidades y preferencias. Por eso, trabajamos para ofrecer una gama de opciones que refleje esa diversidad. Por ejemplo, hay 16 puntos de café en el campus donde el más asequible, para quienes buscan opciones económicas, tiene un tinto que cuesta $1.500. Esta variedad permite que cada persona en el campus encuentre una opción que se adapte a preferencias y presupuesto. Un caso muy exitoso es el restaurante escuela La Central, que no solo diversifica nuestra oferta gastronómica sino que también opera como una plataforma de aprendizaje, permitiendo que estudiantes de diferentes programas realicen prácticas y proyectos aplicados. Allí se ofrecen clases gratuitas de gastronomía y se realizan presentaciones musicales de nuestros estudiantes de música. No solo promovemos la sostenibilidad financiera, sino también el crecimiento personal y cultural de nuestra comunidad”.
Desde otro lado del campus, el medio digital CeroSetenta, publicó un mes antes el artículo Starbucks en Uniandes: ¿Por qué algunos activistas pro-Palestina boicotean Starbucks?
En redes sociales crecía la conversación. Publicaciones y comentarios de usuarios de distintas posturas llenaron los muros virtuales.
Lucas Ospina, profesor de Artes y Humanidades de Los Andes, en su cuenta de X, publicó: Bienvenida a @StarbucksCOL "Palestina libre!!! ", "Gentrificadores", “Financia el genocidio", "La universidad no es un centro comercial", "[STARBUCKS] Fuera", "Asesinos".
En otro video compartido en redes, un estudiante arengaba: “Y yo que soy de ultraderecha, siempre voy a defender a mi Starbucks, y por favor los libertarios que están acá, los que queremos que este país progrese, los que queremos que Colombia sea mejor, por favor sigamos acá parados, pero de este lado, del lado bueno de la historia”.
Este contraste de opiniones es clave para reflexionar sobre la diversidad de perspectivas que deberían coexistir en un campus universitario y en la sociedad, como señaló la rectora Raquel Bernal: “La universidad tiene el deber de ser un refugio para la diversidad de opiniones, una comunidad donde se cultive el respeto por las diferencias y donde el desacuerdo no sea temido sino valorado. En un mundo que enfrenta divisiones crecientes y gran polarización, nuestra responsabilidad es formar estudiantes capaces de escuchar, argumentar con pensamiento crítico y construir colaborativamente una democracia más robusta. Desde la Universidad, los estudiantes siempre han aportado a temas de gran trascendencia como el proceso constituyente del 91, el acuerdo de paz de la Habana, y han expuesto temas trascendentales para Colombia como las desigualdades socioeconómicas crecientes durante el estallido social. Desde el desacuerdo empático y que escucha de manera genuina todos debemos contribuir a una sociedad profundamente humana”.
Como afirma la Rectora, la historia demuestra que las luchas y debates estudiantiles pueden tener un profundo impacto en el cambio social y político del país. En 1990, el movimiento de la séptima papeleta, impulsado por estudiantes, promovió una papeleta adicional en las elecciones para reformar la Constitución de 1886, lo que llevó a la creación de la actual Constitución de 1991.
“La verdadera fortaleza de una comunidad universitaria radica en la posibilidad de que sus miembros se cuestionen mutuamente con respeto y apertura. Les recordaría que no estamos aquí para reafirmar nuestros prejuicios o ideas preconcebidas, sino para desafiarnos, incluso cuando eso significa enfrentarnos a ideas que no compartimos. Necesitamos un diálogo de aprendizaje mutuo y no de imposición. A medida que construimos juntos, los invito a que sigan cuestionando, escuchando y colaborando, siempre respetando los derechos de todos”, agregó la Rectora como mensaje a la comunidad.
Imágenes de algunos posts sobre el tema en la red X.
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