23/06/2016

El fin del conflicto, el cese al fuego y la dejación de armas

Diana Bonnett

La historiadora Diana Bonnett habla sobre la dejación de armas

Por: Diana Bonnett
Historiadora

La relevancia histórica del acuerdo que hoy se firma en La Habana tiene que ver con la inminencia de la consumación y el cierre definitivo del conflicto armado en Colombia, una de las guerras civiles más largas y sangrientas que ha vivido el país. Los que tenemos la ventura de presenciar este acontecimiento estamos ante un hecho fundamental en la historia. Una historia distinta está muy cerca, y en las manos de todos, la posibilidad de acariciarla. Verdaderamente estamos presenciado un cambio en el tiempo histórico: lo que era el presente, la guerra, será el pasado, y el presente girará indefectiblemente en torno a un futuro distinto.

No ha sido fácil llegar a este último acuerdo en el proceso de negociación, y varias veces hemos dudado y ha estado en riesgo el cierre de los diálogos en La Habana. En estos se han sometido a consideración asuntos que tienen que ver no solo con las Farc y con quienes nos representan en el Estado, sino con todos nosotros, los que formamos parte del país. Son cuestiones difíciles de resolver, que han dividido a los colombianos durante muchas décadas y sobre las que hay distintas posiciones. Sobre la mesa se han tratado asuntos que obligan a ceder y a cambiar posiciones desde todos los lados del conflicto, para lograr una mayor equidad y concordia. La búsqueda de estas transformaciones llevará a replantear los cimientos de determinadas estructuras sociales y económicas en el mundo rural, y en el conjunto de la sociedad. Uno de estos replanteamientos tiene que ver con la incorporación efectiva a la vida civil de los miembros de las Farc.

“El fin del conflicto”, el cese al fuego y la dejación de armas son los postulados centrales del Acuerdo No. 3 de las negociaciones. Estos se han firmado el 23 de junio de 2016. Con ellos se cierra la agenda de conversaciones que inició hace ya casi 4 años en Cuba. Este punto –el fin del conflicto– es extremadamente sensible para todos los que hemos vivido de distintas maneras la guerra. En él se han definido los lugares de ubicación temporal que tendrán los miembros de las Farc después de la suscripción del acuerdo y los pasos para su posterior reincorporación a la vida civil. Vale la pena pensar que si las negociaciones estaban orientadas bajo el principio “nada está acordado hasta que todo esté acordado", el cierre de este último punto sella y presagia con más certeza el cambio histórico referido.

En suma, no hay que poner en duda la gravitación histórica de este último paso del proceso iniciado en el 2012, proceso largo y espinoso pero que hoy parece una realidad. Hacia adelante hay muchas tareas que emprender, estas son parte de las lecciones que se han aprendido de otros acuerdos de paz. Nos ha tocado participar en un momento crucial en la historia del país, un proceso complicado, pero no hay que olvidar que todos, desde nuestros distintos lugares, somos agentes de ese cambio y así se hace la historia.

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