Aprender a narrar un país nuevo es un desafío urgente
Omar Rincón
Director del Centro de Estudios en Periodismo, Ceper
Comunicar es narrar en perspectiva de futuro. Y los medios de comunicación, el gobierno, las Farc, la academia y el ciudadano narramos en forma de pasado y sus guerras, violencias, inequidades, barbaridades. También, para comunicar mejor, hay que partir de las percepciones de los ciudadanos. Y existen dos percepciones generalizadas: la guerra es un asunto entre las fuerzas militares y la guerrilla en la que "los colombianos de bien" somos espectadores del conflicto; en el proceso de paz el que pierde es "el colombiano de bien". Estas dos percepciones se afirman en las narrativas mediáticas (que, aunque a favor de la paz, enuncian el mensaje del odio del uribismo y el procurador) y en las narrativas cotidianas de calle, familia y trabajo.
En este contexto, comunicar bien la paz significa partir de estas percepciones y transformarlas. La meta sería pasar de las narrativas del odio y pasado a las de la dignidad y futuro; el diluir el moralismo maniqueo de buenos y malos para producir la confianza en el otro y tejer colectivo; pasar de interpelar al ciudadano como espectador del conflicto para activarlo por la paz; dejar ese discurso inane de la tolerancia y asumir el mandato de la convivencia entre diversos. Y lo más importante: la autocrítica sobre nuestro papel en la guerra, lo que hicimos o no actuamos. Ese "nosotros" de los buenos colombianos.
RETOS DEL DESPUÉS
Es un especial informativo que muestra reflexiones académicas, aportes, iniciativas e investigaciones relacionadas con lo qué deben saber y entender los colombianos sobre lo que cambiará en el país y lo que no, si se firma un acuerdo entre el Gobierno y las guerrillas de las Farc y el Eln.
El especial nace de un esfuerzo conjunto realizado por Ediciones Uniandes y la Maestría en Construcción de Paz para convocar a los profesores de la Universidad de los Andes en torno a estas preguntas.
En el horizonte de la comunicación y la narración, la paz significa diversificar los re-conocimientos sobre lo que venimos siendo y sobre cómo nos venimos contando, producir un relato que restituya los sentidos de vida de los "matables" y "los sobrevivientes", disputar la enunciación pública desde relatos diversos. Pero sobre todo significa desmovilizar a Uribe, el procurador, el fiscal, las Farc a Bogotá, Medellín y los expertos para habitar al territorio. Porque como dijo la periodista Marta Ruiz, "aunque ganamos la guerra, perdimos la legitimidad de Estado en el territorio".
El periodismo y los medios no pueden abdicar de su oficio de dudar, investigar y ser contra-poder, pero eso no significa abandonar las prácticas de contexto y de certificar verdades. Por lo tanto debe: cuidar el lenguaje, ya que en la guerra y en la paz las palabras son balas que matan; conversar con los otros puntos de vista, pues todos tenemos un poco de razón y verdad, y entre todos sabemos mejor; diversificar las fuentes, los expertos, los análisis; contextualizar los sentidos porque sin contexto no hay verdades ni hay paz; desmovilizar a los guerreros de la palabra. Hay que producir unos medios de comunicación que nos lleven a pasar de las ciudadanías del miedo a las ciudadanías de la esperanza. Por último, necesitamos muchos relatos de ficción que nos hagan más imaginables los futuros de la paz.
Lea Aquí: "La conversación debe ser sobre historias de esperanza", entrevista a Omar Rincón en la edición 48 de la revista Nota Uniandina.
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