12/05/2016

Un encuentro con elefantes marinos en la Antártida: tercera entrega

grafico con título de la noticia que habla sobre elefantes marinos en la Antártida
Un encuentro con elefantes marinos en la Antártida: tercera entrega
gráfico con un mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen, en la foto se ve a un hombre en la antártida
Federico Riet Sapriza en la caleta Potter. Al fondo se puede ver el glaciar Fourcade, una pared de hielo de decenas de metros de alto que desciende sobre la costa y la recorre hasta donde alcanza la vista.
gráfico de un mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen, en ella se ve una base de expedición en la antártida
La base Alejandro R. Carlini, ubicadaen la caleta Potter, tiene capacidad para 106 personas. El lugar fue adaptado en 2012 para que científicos del mundo puedan adelantar estudios de diversidad y conservación en uno de los ecosistemas más grandes.
gráfico con mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen donde se ve una foca en la nieve
La foca de Wedell, Leptonychotes weddellii, sale a la superficie a descansar luego de permanecer bajo el agua cazando su alimento por más de una hora.
gráfico de mapa con punto indicando de dónde es la foto que acompaña la imagen donde se ve un atardecer en la antártida
Los Tres hermanos son montañas imponentes que sobresalen en la caleta Potter. Se cree que fueron volcanes.
gráfico con mapa que indica el punto de la foto que acompaña la imagen donde se ven tres tipos de pingüinos en la nieve
Vincha, Adelia y Barbijo, tres especies de pingüino que se encuentran en el recorrido.
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen, en ella se ve una base de expedición en la antártida
El Refugio Elefante está dentro d euna reserva natural, a unos 3 km de la Base Alejandro Carlini. El lugar sirve como sede principal para los trabajos de campo con pingúinos y elefantes marinos.
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen donde se ve a dos investigadores junto a unos elefantes marinos
Los elefantes marinos del sur miden entre 4 y 5 metros y pesan hasta 4000 kilogramos. Su nombre científico es Mirounga leonina.
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen donde se ven a unos lobos marinos de la antártida
Lobo marino antártico, Artocephalus gazella. Los machos pueden pesar hasta 480 libras y las hembras alrededor de 200 libras. Tienen oídos externos, por lo que sobresalen, pues la mayoría de las especies de focas no los poseen.
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gráfico con un mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen, en la foto se ve a un hombre en la antártida
gráfico de un mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen, en ella se ve una base de expedición en la antártida
gráfico con mapa indicando el punto de la foto que acompaña la imagen donde se ve una foca en la nieve
gráfico de mapa con punto indicando de dónde es la foto que acompaña la imagen donde se ve un atardecer en la antártida
gráfico con mapa que indica el punto de la foto que acompaña la imagen donde se ven tres tipos de pingüinos en la nieve
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen, en ella se ve una base de expedición en la antártida
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen donde se ve a dos investigadores junto a unos elefantes marinos
gráfico con mapa indicando punto de la foto que acompaña la imagen donde se ven a unos lobos marinos de la antártida

Durante la Segunda Expedición Colombiana a la Antártida se recolectaron 60 muestras de piel y grasa de estos mamíferos con el fin de estudiar sus hábitos alimenticios y aportar al conocimiento de ese frágil ecosistema.

Las expediciones

1. Los viajes colombianos al Antártico son una iniciativa del país para investigar científicamente el cambio climático, la evolución del clima, la biodiversidad de organismos, las adaptaciones al medio y la valoración de recursos antárticos. También, busca estudiar la relación entre Suramérica y la Antártida y su aporte al desarrollo mundial, regional y nacional.

2. El viaje al Continente Blanco se hizo gracias al apoyo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes. La investigación se realizó en conjunto con la Dirección Nacionaldel Antártico, el doctor Javier Negrete —líder del Departamento de Biologíade Predadores Topes (mamíferos) del Instituto Antártico Argentino— y Diego Mojica Moncada, de la Comisión Colombiana del Océano (CCO).

Luego de tomar el desayuno en la base científica Alejandro R. Carlini, en la Antártida, Federico Riet Sapriza se reunía con sus colegas en el laboratorio para verificar que nada se olvidara. Regresar por algo no era una posibilidad, pues aunque el área de trabajo estaba cerca, los cerros con barro, la nieve y los vientos fuertes hacían el camino hostil. "En el campo siempre cargo una maleta preparada para cualquier eventualidad. El simple hecho de mojarme puede poner en peligro mi seguridad y la de mis colegas porque las condiciones del terreno son extremas".

Así recuerda Federico, doctor en Zoología de la Universidad de Massey (Nueva Zelandia), sus mañanas en la Antártida. El investigador, que realiza estudios posdoctorales en el Laboratorio de Ecología Molecular de Vertebrados Acuáticos de Los Andes (Lemva) —dirigido por la doctora Susana Caballero—, fue uno de los científicos que integró la Segunda Expedición Colombiana a la Antártida enmarcada en el Programa Antártico Colombiano, coordinado por Comisión Colombiana del Océano (CCO), que se realizó entre diciembre y marzo pasados.

Durante 30 días se recolectaron 60 muestras de tejido de elefantes marinos del sur para hacer estudios de dieta y genética que abrirán las puertas a nuevas investigaciones sobre uno de los ecosistemas más importantes y vulnerables del planeta. El objetivo de este trabajo es aportar al conocimiento de la biología y la ecología de estos gigantes del mar para entender el rol y lugar que ocupan en la cadena alimenticia marina antártica.

Cuando afuera la nieve y el viento eran más fuertes, el ambiente empeoraba. Pero el grupo que colaboró con Federico estaba siempre listo. "Preparábamos los tubos con alcohol, las pinzas y un rifle modificado para colectar las muestras de los elefantes sin hacerles daño. Sin más, salíamos en busca de hembras adultas y machos subadultos". Un día de colecta terminaba a las 7:30 p.m. con cuatro pedacitos de piel y muchas veces era imposible volver a la base.

El Refugio Elefante, hogar de los animales que fue a buscar Federico, está a 3 kilómetros de la base Alejandro R. Carlini y la única manera de llegar es a pie. "La nieve y el viento son tan intensos que la caminata se hace larga y la piel que queda expuesta se quema", recuerda. Una vez superada la travesía diaria, luego de reposar cerca del horno de gas se prendía nuevamente la pasión por el trabajo, pues el lugar es un paraíso para quienes se sorprenden con la belleza de la naturaleza. "Lo logramos a través de la determinación de valores de carbono y nitrógeno de muestras de piel y grasa. Así podemos posicionar al predador dentro de la cadena y determinar si hay cambios en la dieta. La técnica es el análisis de isótopos estables, que proporciona información sobre los hábitos de alimentación a corto y largo plazo", explica este uruguayo, especialista en mamíferos marinos. Durante la Segunda Expedición Colombiana a la Antártida se recolectaron 60 muestras de piel y grasa de estos mamíferos con el fin de estudiar sus hábitos alimenticios y aportar al conocimiento de ese frágil ecosistema. Un investigador posdoctoral uniandino cuenta detalles de su participación.

Esta fue la primera visita de Federico a la Antártida. Aunque ha visto cosas asombrosas en otras tierras lejanas a las que su profesión lo ha llevado, esta zona protegida —en donde por su gran tamaño, número y personalidad, los elefantes marinos del sur son los reyes— lo sorprendió con las colonias reproductivas de varias especies de pingüinos, la infinidad de aves y el otro tanto de mamíferos como el lobo marino, la foca de Wedell, la cangrejera y la temible foca leopardo. Estos animales se mueven libremente por un ecosistema y hábitat tan ricos que tienen con qué resistirse, imponentes y bellos, frente a la mano del hombre.

Galerías:

Bitácora de un viaje por la Antártida: primera entrega

Bitácora de un viaje por la Antártida, segunda entrega

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