Una de las preguntas que más le hacen a Concepción Company es dónde se habla el mejor español, y la lingüista responde rápidamente que en todos los países hispanohablantes. No lo hace por diplomacia, sino porque cree que si se logra que dos personas se entiendan claramente y reaccionen, se están comunicando, a pesar de las variantes que se hayan dado en cada país.  

Sobre esos cambios y la construcción del español trata el libro Hablar y vivir en América, del que fue coordinadora y el cual presentó en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá. La investigadora emérita de la Universidad Autónoma de México, especializada en filología y sintaxis histórica del español, habló en dos conferencias sobre la construcción y particularidades de esta lengua. 


Juan Carlos Flórez y Concepción Company en la presentación de "Hablar y vivir en América" en la Filbo 2023. Foto: Ediciones Uniandes.


El libro, que al igual que el español de América es una unión de varias voces, se dio gracias a la alianza entre El Colegio Nacional de México, la Universidad de los Andes y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc). 

Las lenguas están en una “constante transformación casi imperceptible, que produce una aparente sensación de continuidad”, dice Company en la introducción del texto. De esa transformación, específicamente entre los siglos XVI y XIX, es que trata Hablar y vivir en América; de como una lengua de conquista pasó a ser una de casi 500 millones de hablantes. 

 

Las particularidades del español americano 


Según Company, el español tiene dos singularidades. La primera, es ser el área geográfica más extensa del planeta donde se habla una misma lengua; una persona puede atravesar caminando 16 países sin necesidad de cambiar de idioma. 

La segunda, es que se sabe con precisión el momento de inicio del idioma en estas tierras: la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando Colón y sus hombres llegaron a una de las islas de las Antillas. Y precisamente con ese viaje comienza la historia que relata el libro, de cómo el español llegó a América y desembarcó después de 10 semanas de travesía, que como dice el primer texto del filólogo, Juan Gil, se dio en una babel de lenguas. 

 El contacto entre las personas enriquece el lenguaje y en América lo hizo con el encuentro en los barcos de diferentes dialectos de la península ibérica: andaluz, extremeño y castellano. Igualmente, con otras lenguas como el portugués, el gallego o el catalán; hasta el encuentro con los indígenas de múltiples etnias amerindias.  
 

Foto: Ediciones Uniandes.









“Siéntanse orgullosos porque todas las lenguas son igual de buenas, porque logran que el otro haga lo que yo le solicito, esa es la esencia de la lengua” — Concepción Company.  







 

 

En el texto de la arqueóloga marina, Flor Trejo Rivera, se habla del lenguaje náutico del que muchas palabras se conservan. Ahí están rancho, zafarrancho, verga, cobijas, que se utilizan hoy en el lenguaje cotidiano. Muchas de ellas se han ido transformando como “arribar”, que viene de la palabra marítima latina ad-ripa, y que como muchas otras llegaron en los barcos desde España. 

Hablar y vivir en América profundiza en las particularidades del español hablado, en una historia que se aparta de lo oficial y trata de las personas del común. Los investigadores escudriñaron en archivos como el de Indias en Sevilla donde se conservan cartas privadas que dan luz del español que se hablaba en esa época.  

 

 

Escrito por:

Mauricio Laguna Cardozo

Periodista