La visión que guió su vida

Juan Daniel Álvarez Cadena, estudiante de Los Andes, es uno de los beneficiarios del programa Quiero Estudiar.
Juan Daniel Álvarez Cadena, estudiante de Los Andes, es uno de los beneficiarios del programa Quiero Estudiar.

Juan Daniel Álvarez cuenta con orgullo el cambio que le ha significado a su vida estudiar en la Universidad de los Andes.

La influencia y fortaleza de sus padres marcó a Juan Daniel Álvarez Cadena desde pequeño para que entrara a la Universidad y le aportara a su región y al país.

Aunque nació en Neiva hace 19 años, pasó su infancia en el municipio huilense de Garzón. Era un ambiente académico, donde su padre, un hombre ciego desde los 9 años y que nunca se detuvo pese a su limitación, trabajaba como profesor de personas con discapacidad visual. Había estudiado en Bogotá y regresado al Huila convencido de que así contribuía a la construcción y al crecimiento de su departamento.

Con ese ejemplo transcurrió la niñez de Juan Daniel Álvarez Cadena, hijo único de Juan Evangelista y María Aydee, una mujer con visión mermada al 20 % y que, igual que su marido, no se ha limitado, hasta el punto de que la pareja ha sabido vivir sin depender de nadie. “Todo lo hacía por mí, porque quería ser profesional, aportarle al país, ayudarle a mi región”, comenta el estudiante de Ingeniería Electrónica e Ingeniería Industrial con opción en Estudios sobre Desarrollo del Cider.

Alcanzó la meta a base de disciplina y dedicación: “Me preparé dos años para el Icfes con profesores particulares y el último año estuve con el preicfes del colegio. Sabía que seguir estudiando en Colombia era muy difícil, pues el índice de bachilleres que entran a la universidad es muy bajo”. 

También fue fundamental el apoyo de sus papás. “Si quiere estudiar derecho, cocina, ingeniería, o lo que sea, nosotros lo apoyamos, pero tiene que estudiar”, recuerda que le decían, al tiempo que le recalcaban que “se hacía lo que fuera y se pudiera” dentro de las posibilidades económicas de los Álvarez Cadena.

A mediados de grado once, Juan Daniel comenzó a buscar programas y universidades y como fue admitido en varias le llegó la hora de escoger. Optó por Los Andes, razón por la cual analizó posibilidades de financiación y ayuda financiera, incluyendo el programa Quiero Estudiar.

“Ahí se inició otro proceso que incluía las notas del colegio, los papeles para crear el perfil socioeconómico de la familia y, por último, la entrevista con los psicólogos de la Decanatura de Estudiantes. Duró un mes y yo también duré todo ese tiempo en Bogotá”, menciona y rememora la ansiedad por conocer los resultados.

Tras la emoción por haber sido elegido beneficiario, le llegó otro momento crucial: tenía que dejar a su familia para radicarse en Bogotá. Y aunque el traslado fue más sencillo de lo que imaginaba, el cambio de costumbres fue drástico: llegar a la ciudad de los 2.600 metros implicaba vivir en medio del tráfico, la polución y más de 8 millones de habitantes. La transición fue más fácil gracias al apoyo incondicional de una de sus tías maternas, María Aixa Cadena. Ella le ofreció hospedaje, y desde entonces viven juntos en el norte de Bogotá.

Pese a la exigencia académica, Juan Daniel no pierde el entusiasmo por las causas en pro de su región: recolectó útiles escolares a través del Grupo Andar para llevarlos a Garzón y por medio de scouting ha apoyado la difusión de Quiero Estudiar y de los diferentes programas de pregrado de Los Andes en su colegio. Con estas acciones da pasos para concretar su sueño de ser un egresado que luchará para que la sociedad cambie.

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