De aprendiz a mentor en el Refuerzo Escolar Fenicia
Anderson Bernal se unió al programa de refuerzo a los 9 años. Ahora tiene 20 y guiado por su espíritu de gratitud busca apoyar a los jóvenes como mentor.
Luego de salir del colegio y con apenas nueve años, Anderson Bernal acompañaba a su abuelita Lucy en su puesto de dulces en el barrio Germania. Entre la inocencia y el bullicio de las calles de Bogotá, el pequeño alternaba las visitas a la abuela con partidos de fútbol y juegos con sus amigos del barrio.
Un día, mientras ayudaba a doña Lucy, Anderson conoció a Abraham, mentor del Programa de Refuerzo Escolar Fenicia, quien lo invitó a formar parte del mismo. Esta iniciativa, liderada por la Universidad de los Andes, se enfoca en mejorar el rendimiento académico de los niños del barrio Las Aguas y algunos barrios del centro histórico de Bogotá, zonas que albergan a familias que enfrentan desafíos socioeconómicos significativos.
En ese momento, Anderson estaba quinto de primaria en la Escuela Nacional de Comercio y aceptó la invitación de Abraham, sin imaginar el impacto que el Programa tendría en su vida, pues lo que inicialmente era exploración se transformó en parte esencial de su rutina diaria y de su desarrollo personal.
Allí fue acogido por los otros mentores que son estudiantes de diferentes carreras de Los Andes, estos voluntarios guiaron a Anderson y a los demás niños a explorar una amplia gama de actividades, desde arte, cocina, siembra hasta experimentos científicos. Con un enfoque integrador, el refuerzo enriquecía su educación formal y también le ofrecía un equilibrio perfecto entre el aprendizaje y la diversión.
Una jornada en particular marcó la vida del pequeño. Se trataba de una visita a un laboratorio de la Universidad donde aprendió a programar objetos mediante códigos. Esa primera inmersión en la tecnología despertó una pasión que definiría su trayectoria académica y profesional. “Ese día supe que debía hacer todo lo posible para estudiar ingeniería de sistemas porque me fascinaba ver lo que había logrado hacer en aquel computador”, recuerda Anderson.
Anderson permaneció en el grupo hasta los 18 años, tiempo durante el cual los mentores también lo prepararon para la prueba Saber Pro. Gracias a su dedicación y al refuerzo académico, logró obtener una beca del programa Jóvenes a la U, para estudiar Ingeniería de Sistemas en la Universidad Libre, donde actualmente cursa segundo semestre.
Movido por una profunda gratitud y el deseo de retribuir parte de lo que recibió durante su infancia, Anderson, ahora de 20 años, decidió convertirse en mentor en el mismo programa que transformó su vida. “Quiero que los niños vean el estudio como algo entretenido y que ocupen su tiempo y mente, evitando así que caigan en malos hábitos o conductas riesgosas”, expresa.
Sin duda, es un joven pilo, solidario y con todas las ganas de salir adelante. “Ayudar a otros no solo cambia la vida de los que lo reciben, también enriquece a los mentores. Para mí, Fenicia ha sido una familia y el espacio seguro en que crecí”.
El programa de refuerzo escolar Fenicia forma parte del Programa de Voluntariado de la Universidad de los Andes, donde actualmente existen alrededor de 30 campañas. Desde su creación, hace siete años, el Programa ha contado con la participación de 4500 colaboradores activos, incluyendo estudiantes, egresados, profesores, personal administrativo y jubilados de Los Andes. Dentro de los programas se encuentran: Reciclando Ideas, Somos CaPAZes y la Brigada de Emergencias, que hicieron parte de la conmemoración de la sexta versión del Día de la Solidaridad.